viernes, 3 de diciembre de 2010

Tercios.

"Y contemplando desde la talanquera cómo sin orden ni concierto huían los escuadrones suecos, y con el valor y la bizarría que les iban dando alcance los batallones , rompiendo cabezas, cortando brazos, desmembrando cuerpos y no usando de piedad con ninguno, me esforcé a bajar a lo llano, por cobrar opinión de valiente y por raspar a río revuelto. Y después de encomendarme a Dios (...) hallé una almadraba de atunes suecos, un matadero de novillos arrianos y una carnicería de tajadas calvinas. Y diciendo "¡Qué buen día tendrán los diablos!", empecé con mi hojarasca a punzar morcones, a taladrar panzas y a rebanar tragaderos, que no soy yo el primero que se aparece después de la tormenta ni que ha dado a moro muerto gran lanzada".
Estebanillo González en la batalla de Nördlingen.

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