martes, 30 de noviembre de 2010

Nuevo trailer de 'Juego de Tronos'

Sólo diré que no veo el momento, me ha encantado que respeten como primera escena de la serie el primer capítulo del libro.

domingo, 28 de noviembre de 2010

La Nanofábrica


Alpha Centauri de Sid Meier: grandísimo juego de estrategia en ambientación ci-fi,
infravalorado por el mercado, y que sirvió de banco de pruebas para muchos de los cambios que luego alabamos en las sucesivas ediciones del Civilización del mismo desarrollador.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

San Esteban, el nacimiento de un nuevo reino.

Para terminar de ver a los grandes del siglo X, tenemos que recordar la batalla de Lech, en 955, en la cual Otón I el Grande le quitó las ganas a los magiares de seguir jugando a bárbaros de las estepas. Poco tiempo después el príncipe magiar Géza promueve la sedentarización de su pueblo, así como la cristianización del mismo siguiendo el rito católico, por lo que sus alianzas políticas tenderían en el futuro más hacia el Sacro Imperio Romano Germánico que hacia Bizancio. Al igual que Géza, su hijo Vajk fue bautizado, tomando el nombre de Esteban con el cual gobernaría. Para consolidar este acercamiento hacia el Sacro Imperio, Esteban se casó con una princesa bávara hermana del entonces emperador alemán Enrique II.

Esteban I comenzó su gobierno como Gran Príncipe de los húngaros, con una buena rebelión interna liderada por el noble Koppány, quien vistió sus aspiraciones al trono de revuelta pagana anticristiana. La insurrección finalizó con la batalla de Veszprém, en el 997, donde Esteban obtuvo la victoria contando con el apoyo de tropas alemanas.
En agradecimiento por su labor, la Iglesia Católica coronó rey al joven Esteban y le prestó su apoyo para crear la estructura administrativa y legislativa necesaria para fundar el nuevo Reino de Hungría. De este modo, se organiza una administración central y otra periférica, dividiéndose el territorio en condados y obispados. Así mismo, se introduce el uso de la moneda y se promulgan un par de códigos legislativos para regular la vida de los súbditos con cierta seguridad jurídica. A la vez que se impone el feudalismo en el nuevo reino, la Iglesia recibe numerosas dádivas y beneficios, proliferando la construcción de iglesias, abadías y monasterios.

Mientras realizaba estas reformas internas, Esteban I tuvo que hacer frente a nuevas rebeliones internas focalizadas en la zona de Transilvania, ya que la construcción del reino chocaba con la oposición de importantes líderes tribales magiares. Tras reprimir estas revueltas por las armas, Esteban el Grande se alió con Basilio II de Bizancio, al que ya conocemos del anterior artículo, para machacar un poquito más a los pobres búlgaros, que por entonces no veían por donde le venían los palos (destaco la ironía de la frase, recordad Kleidion).

Estando ya totalmente asentado en su flamante trono, el bueno de Esteban se lleva el disgusto de la muerte de su suegro. No por el afecto que le tuviera o dejara de tener, sino porque su sucesor, Conrado II, perteneciente a la nueva dinastía salia, decide atacar Hungría para anexionarla al Sacro Imperio Romano Germánico. Los húngaros demuestran que no han olvidado su ilustre pasado magiar y utilizan una estrategia de tierra quemada que desgasta al ejército invasor, el cual es derrotado en la batalla de Györ, en el 1030, viéndose obligados los alemanes a retirarse hasta Viena, acosados por las tropas húngaras. Conrado decide que como experiencia ya ha estado bien la cosa y firma un tratado de paz con Esteban.

El hijo de Esteban, Emérico, el cual tuvo un importante papel luchando contra las huestes de Conrado II, falleció poco después a causa de las heridas sufridas durante una partida de caza. El desconsolado monarca decidió entonces nombrar como sucesor suyo a un sobrino, Pedro Orseolo, el cual demostró tener un carácter muy distinto al de su primo y su tío, ya que su reinado estuvo caracterizado por el vasallaje al Sacro Imperio Romano Germánico. Tanto Esteban I el Grande, como su hijo Emérico, como tres altos clérigos húngaros que pasaban por allí, fueron rápidamente santificados apenas cuarenta y cinco años después de la muerte de San Esteban de Hungría.

martes, 23 de noviembre de 2010

Monada


via elperromistetas

lunes, 22 de noviembre de 2010

Skyline

Otra peli de esas de invasión alienígena con muchos efectos especiales.

Posiblemente será un truño, posiblemente los actores serán muy malos, posiblemente la trama será una pésima americanada con pinta de "independence day". Posiblemente vayamos a verla de todos modos, porque esos efectos especiales parece que se merecen pantalla grande.

Además, desde el blog ya venimos anunciando hace tiempo que algo así pasará con la invasión alienígena, así que habrá que ir a ver como será el fin del mundo ¿no?

Los alienígenas ya están aquí.

Llevan aquí casi toda la vida, de hecho.

La Oikopleura dioica organiza su material genético de una forma sustancialmente diferente que la mayoría del resto de animales cordados.

Varegos, bizantinos y búlgaros, otra de Grandes.

Antes de trasladarnos a la fría estepa rusa del siglo X, vamos a hacer una breve parada en el Mediodía francés. En un artículo anterior hablamos ya de un gran aquitano, Odón, encontrando a un descendiente suyo un par de siglos después ocupando el mismo ducado y obteniendo el mismo calificativo. Guillermo V de Aquitania, llamado el Grande, gobernó este territorio en el último tercio del siglo X y primer tercio del siglo XI. Mantuvo un gobierno pacífico gracias a sus alianzas familiares y la relativa tranquilidad reinante en sus fronteras, por lo que pudo dedicarse a leer y coleccionar libros, que era lo que le gustaba al hombre.

Un reinado un poco más movido tuvo Vladimiro I de la Rus de Kiev, con el que se inicia la época de mayor apogeo de dicho principado. Su padre, Sviatoslav I fue un incansable guerrero del cual se debieron sentir orgullosos sus ancestros vikingos, que expandió enormemente las fronteras de la Rus de Kiev a costa de jázaros y búlgaros. A su muerte, Sviatoslav I no sólo dejó extensos dominios sino a una jauría de hijos que arreglaron los asuntillos de la herencia de papi matándose entre ellos.

Durante la guerra civil, Vladimiro tuvo que huir para salvar el pellejo y se refugió en Noruega bajo el amparo de Haakon Sigurdsson, también llamado el Grande, quien años atrás se había visto en una situación similar. Al padre de Haakon le abrieron la cabeza poniendo fin a su reinado al método tradicional noruego. Su hijo tuvo que huir a Dinamarca donde pidió auxilio a Harald Diente Azul (el que da nombre al famoso sistema bluetooth), quien a cambio de vasallaje prestó tropas a Haakon para retomar el poder en Noruega. Cuando Vladimiro aparece por allí años después, Haakon le facilita el reclutamiento de una turba de guerreros noruegos con los que retomar el poder en Kiev.

Vladimiro y sus mercenarios noruegos cruzan el Báltico y se encaminan a Kiev con parsimonia, haciendo una paradita en Polatsk, un principado ubicado en parte de lo que actualmente es Bielorrusia. Vladimiro exige al príncipe de allí la mano de su hija y cuando éste se niega, la toma por la fuerza y se hace de paso con el control de todo ese territorio. La acción no es impulsiva pues Polatsk sirve de base de operaciones a Vladimiro para lanzar su asalto contra Kiev, el cual realiza con éxito en el 980.

Mientras el bueno de Haakon Sigursson acababa sus días acuchillado cuando intentaba esconderse de sus asesinos entre una piara de cerdos, Vladimiro de Kiev iniciaba un vigoroso gobierno ampliando las fronteras de sus dominios hacia Lituania y Polonia. La expansión no sólo se limitó a incursiones de saqueo, sino que fue orientada a consolidar el control sobre dichos territorios, en los cuales se fomentó la colonización y se construyeron fortalezas defensivas. Vladimiro el Grande fue un pagano de tomo y lomo que tuvo más de ochocientas concubinas y esposas y que levantó numerosos templos paganos, sin embargo la conveniencia política lo llevó a bautizarse y promover la conversión al cristianismo ortodoxo de la Rus de Kiev. Este significativo paso abre la puerta a una alianza matrimonial con la hermana del emperador Basilio II Bulgaróctono, quien recibió el apoyo de seis mil de rusos de Kiev para sofocar una de las crónicas revueltas internas en Bizancio. Estos guerreros se convirtieron posteriormente en el núcleo de la guardia varega, la cual pervivió varios siglos como tropa personal de los emperadores bizantinos. Gracias a esta alianza Vladimiro pudo terminar sus días con un gobierno relativamente tranquilo, allá por el 1015, siendo posteriormente santificado, por supuesto.

Aunque no obtuvo el sobrenombre de Grande, merece la pena hacer una breve mención al calificativo de “asesino de búlgaros” con el que fue conocido este Basilio II que hemos mencionado. La alianza con Vladimiro de Kiev permitió a este gran líder militar no sólo consolidar su poder en la misma Constantinopla, sino concentrar sus recursos bélicos para repartir estopa en el resto de sus fronteras. La peor parte se la llevaron los búlgaros, de cuyo Primer Imperio ya tenemos referencias pues en su día hablamos de Simeón I el Grande, y que por entonces estaban gobernados por Samuel de Bulgaria, a la postre último emperador búlgaro de esta época. En la batalla de Kleidion, en el 1014, los bizantinos infligieron una aplastante derrota a los búlgaros en la cual capturaron a unos catorce mil prisioneros, aunque no contento con ello Basilio II se ganó el sobrenombre con el que será recordado ordenando que todos ellos fueran cegados, excepto uno de cada diez que sólo fue dejado tuerto, con el fin de que sirvieran de guía al resto de vuelta a casa. Dantesco.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Hero Quest 20 aniversario


Ya que Ulric es un vaguete y no cuelga estas cosas salvo en el Buzz, lo haré yo por él.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Otón el Grande, la forja de un imperio.

Uno de los personajes más influyentes del siglo X en Europa es Otón I de Alemania, llamado el Grande. El padre de Otón, Enrique I el Pajarero, duque de Sajonia, consiguió hacerse con el trono de Alemania imponiéndose a otros duques aspirantes al mismo, así como defenderlo frente a los ataques exteriores, principalmente de los magiares, con quien tuvo que darse de palos en repetidas ocasiones. Enrique consolidó las fronteras alemanas con una inteligente política de fortificación y colonización, aunque a nivel interno no consiguió doblegar el poder ducal, primer problema al que tuvo que enfrentarse su hijo al heredar el trono de Alemania.


Con el fin de reducir el poder de los díscolos duques alemanes y afianzar el suyo propio, el joven Otón fragmenta los territorios ducales, por las buenas o por las malas, y modifica la transmisión de estos títulos, acabando con su carácter hereditario y atribuyéndose la capacidad de designación. Así mismo, potenció a la baja nobleza condal para usarla de contrapeso contra los ducados y se atrajo el apoyo de la Iglesia, cuyos obispos se someten al control real a cambio de numerosos privilegios judiciales y económicos. Con el apoyo del monarca, los obispados se convierten en los verdaderos instrumentos de la gestión administrativa del reino. La estabilidad política conseguida y el soporte institucional permiten el desarrollo de un movimiento cultural conocido como Renacimiento Otónida.

Obsesionado en consolidar su autoridad, el soberano decide embarcarse en un ambicioso proyecto para alcanzar el estatus imperial que siglos atrás consiguió Carlomagno. La sacralización de la corona imperial era prerrogativa del papa, así que Otón I comienza, a partir del año 950, a intervenir en los asuntos italianos. La oportunidad se le presenta pronto, al surgir una crisis sucesoria en Lombardía. El ambicioso marqués de Ivra, Berengario II, asesina al rey Lotario, haciéndose con la corona y asociando a su hijo a la misma. Berengario intenta forzar a Adelaida de Borgoña, viuda del anterior monarca, a casarse con su hijo con el fin de legitimar su poder, pero ésta responde huyendo y buscando la protección de Otón I. Entre tanto, Liudolfo, hijo mayor de Otón, ha invadido el norte de Lombardía con el fin de ampliar sus dominios del ducado de Suabia. El rey alemán responde al llamamiento de Adelaida, trasladándose a Lombardía, tomando el mando del ejército de su hijo para descrédito de éste, y dirigiéndolo a la conquista de Pavía. Tras esta victoria, se proclama rey de Lombardía y se casa con Adelaida. Berengario se retira a sus dominios esperando que pase la tormenta y Liudolfo se tira de los pelos, marchando a Alemania a devolverle el favor a su padre.

La primera aventura italiana de Otón I acaba pronto, ya que el rey debe regresar con urgencia a Alemania donde su resentido hijo Liudolfo, aliado con importantes duques disidentes, inicia una peligrosa revuelta que pone en juego su corona. Sin embargo, acuden en ayuda de Otón unos inesperados aliados. Los magiares, viendo la situación de inestabilidad política que sufre Alemania, lanzan una agresiva campaña de saqueo en territorio germano, provocando sin pretenderlo la unificación de los principales poderes del reino en torno al monarca, quien de una tacada pudo expulsar a los magiares y reprimir la rebelión interna.

Pasado este período de inestabilidad, Otón reúne sus huestes y las lanza contra los magiares con el fin de acabar con esa amenaza permanente. Con la victoria decisiva en la batalla de Lech, Otón pone fin a las incursiones de los magiares en Europa Occidental, quienes a partir de entonces comienzan a sedentarizarse y terminarán formando el reino de Hungría. Ya que estaba en campaña, Otón decide darles una pasadilla a los eslavos del norte, ampliando sus fronteras y consolidando las marcas del reino, a la vez que fomenta la evangelización de los pueblos bárbaros.

Cuando Otón termina de guerrear contra magiares y eslavos, se encuentra con que el oportunista Berengario II ha retomado el control de Lombardía e incluso amenaza a la misma Roma, cuyo prestigio y jefatura debían estar en horas bajas ya que era gobernada por el ladino Juan XII, el cual había sido proclamado sumo pontífice con tan sólo dieciséis años. Relanzando sus aspiraciones imperiales, Otón acude en ayuda del papa invadiendo Italia con sus tropas, donde por segunda vez toma Pavía y se proclama rey de Lombardía. A cambio de su intervención, el papa firma una alianza con él y lo corona emperador en el año 962. Surge así el Sacro imperio Romano Germánico, que perdurará hasta el año 1806, cuando se paseaba por aquellos lares le petit caporal.

El comienzo del nuevo imperio no es cómodo para Otón el Grande ya que el artero Juan XII no pierde ni un minuto desde que el nuevo emperador abandona Roma para hacerle la cama. El pontífice se alía con bizantinos, húngaros y príncipes italianos, incluyendo al mismísimo Berengario II, para oponerse al flamante emperador. Otón responde marchando contra Roma, deponiendo a Juan XII y nombrando un nuevo papa títere. Pero los italianos se rebelan ante estas imposiciones y el emperador se ve obligado a rubricar estos cambios con un poquito de sangre. Vence por fin a Berengario y pasa a cuchillo a algún que otro noble romano. Tras algún enfrentamiento con los bizantinos del sur de la península, pacta una alianza familiar con ellos y estabiliza su precario control sobre el norte de Italia.



A estas alturas, el control político sobre el papado se había convertido en una necesidad para el emperador alemán, pese a los duros conflictos que ello le generaba en Italia, dado que su propio poder en Alemania, fiscalizado por los poderosos duques alemanes, se asentaba sobre la estructura administrativa de los obispados a quienes necesitaba controlar, sin que existieran ingerencias desde Roma. Esta tensión entre Imperio y Papado marcaría gran parte de la política internacional europea durante la Edad Media.

Antes de su muerte, Otón I consigue garantizar la sucesión imperial a favor del hijo que tuvo con Adelaida de Borgoña, Otón II el sanguinario. A diferencia del imperio creado por Carlomagno, los otónidas crean unas estructuras políticas lo suficientemente sólidas como para que el Sacro Imperio perdure durante siglos, más allá incluso del fin de dicha dinastía.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Videojuegos educativos literarios

No hace mucho comentaba desde estas páginas sobre artilugios educativos interactivos futuristas que aparecen en una novela de Neal Stephenson (aquí y aquí).

Cuando hacía esas valoraciones no recordé que no eran del todo originales. Quizás porque siempre detesté el antecedente que conocía y mi mente lo había apartado en el no-recuerdo. Pero ahora que he vuelto a releer "El Juego de Ender" recientemente, me he percatado de que Card ya usaba un videojuego interactivo "formativo": La Bebida del Gigante. Los párrafos que se dedicaban al juego antaño me resultaron nada apetecibles y los leía con -aun más- velocidad y sin prestarles demasiado interés. En la reciente lectura he podido apreciar mejor en qué consistía el juego psicológico del videojuego. Me sigue resultando antipático, aunque me ha servido para descubrir que lo que Stephenson hacía en su Manual no es sino una versión adaptada del susodicho -y desagradable- juego para Ender. En ambos casos el vehículo es una historia de fábula infantil que me repatea los higadillos, tal vez demostrando que escribir para niños es un talento completamente distinto que el talento para escribir para adultos. En ambos casos se pretende una formación del caracter de la criatura, de forma premeditada aunque impredecible en resultados. Determinismo en estado puro y cuestionamiento del mismo. Si es que la ci-fi es filosofía pura, señores.

Bean reflexiona sobre su reflexiones sobre geopolítica

"Bean ansiaba hablar de estos asuntos con alguien... con Nikolai, o incluso con alguno de los profesores. Le frenaba tener que pensar en círculos: sin estímulos externos era difícil liberarse de sus propias limitaciones. Una mente sólo era capaz de pensar en sus propias preguntas, rara vez se sorprendía a sí misma."
Orson Scott Card, "La Sombra de Ender".

Graff arguye a Dimak sobre la humanidad de Bean

"(...) La diferencia entre humanos y chimpancés es mínima, desde el punto de vista genético. Entre los humanos y los neeandertales tenía que ser insignificante. ¿Cuanta diferencia haría falta para que fuera una especie distinta?"
Orson Scott Card, "La Sombra de Ender".

Bean reflexiona sobre teología

"Era como si ella quisiera darle a dios crédito por todas las cosas buenas, pero cuando eran malas, entonces no mencionaba a dios o se las apañaba de alguna forma para que al final todo fuera bueno. Por lo que Bean podía ver, los niños muertos habría preferido vivir, pero con más comida. Si dios los amaba tanto, y podía hacer lo que quisiera, ¿por qué no había más comida para esos niños? Y si dios quería que muriesen, ¿por qué no dejó que se murieran antes, o que no hubieran nacido, para no tener que sufrir tanto y esforzarse en tratar de seguir con vida, cuando él se los iba a llevar de todas maneras? Nada de todo eso tenía sentido para Bean, y cuanto más hablaba sor Carlota, menos entendía él. Porque si había alguien a cargo de este mundo, entonces debería ser justo, y si no era justo, entonces, ¿por qué debería estar sor Carlota tan feliz de que estuviera a cargo?"
Orson Scott Card, "La Sombra de Ender".

domingo, 14 de noviembre de 2010

Cómo entrenar a tu dragon


Si hay algo complicado para frikis impenitentes como nosotros es encontrar una película con la que echar un rato con tus peques. No es que sea difícil encontrar alguna, lo realmente difícil es escoger una. Y cuando son muy pequeños, como es mi caso, tampoco es cuestión de ponerle las tres películas de 'El señor de los anillos' seguidas [atentos a que he escrito seguidas].

Al lo que voy. Esta tarde he pasado un rato fantástico con mi peque viendo 'Cómo entrenar a tu dragón'. No voy a entrar en el uso que hacen de los dragones, de la mitología vikinga y de los vuelos atmoféricos pero lo que sí os puedo decir es que ambos hemos disfrutado como enanos viendo la película.

Así que ya sabéis, si tenéis peques en casa podemos empezar a frikearlos con un poco de cine ligero. Ya habrá tiempo para ponerlos a ver 'Dune'.

viernes, 12 de noviembre de 2010

¿Dónde esta Raddu?


Bueno chicos, para la partida de esta semana os propongo un pequeño juego chiripitiflautico:

¿Donde esta Raddu?


En cierto momento teneis acceso al mapa que el Embajador Siassara esta manejando en la zona actual para orientarse, lo cual hace que os asalte una pequeña pero acuciante duda... ¿Dónde carajo estais?


Para los que devuelvan el mapa con una marca correcta con la situacion exacta del grupo habra una chiripitiflautica recompensa.


Aquellos que, ademas, logren ya sea por intuicion o suerte acertar y colocar el wally en la ubicacion actual de Raddu nan Addur, obtendran una recompensa mas chiripitiflautica aun si cabe.


Espero que la perspectiva de nuevas posibilidades en las que gastar la ingente cantidad de puntos de experiencia que os esperan por repartir esta semana os estimule. Y tambien que me de tiempo a colgar el primer episodio de Las Cronicas de Raddu (ninguna conexion con Las Cronicas de Riddick)


=^.^=

lunes, 8 de noviembre de 2010

"La Vieja Guardia" de John Scalzi

En general se lee rapidito porque es de lectura sencilla. Lo facilita que el tipo maneja bien la ironía con intención humorística y eso le da cierto empuje a continuar leyendo. Sus diálogos también son fluidos (sospecho que puede haber trabajado como guionista o al menos haberse formado en ello o simplemente tiene ese don).

Está dividido en tres partes. La primera parte es amena e incluso interesante: un tour de introducción a un nuevo universo que a pesar de chuparse 100 páginas consigue mantener el ritmo. La segunda es un peñazo insufrible, inconexo, típica americanada ombliguista/imperialista en la que me llegué a plantear dejar de leerlo. Es una parodia de sí misma, sí, seguro. En la tercera remonta de nuevo con algunas ideas nuevas y retoma el pulso del hilo argumental, reflotando la novela y llegando a un final de entretenimiento digno.

La trama tiene un par de elementos muy originales, que hacen que el libro en general se salve como entretenimiento. No quiero desvelar ningún spoiler. Aunque buena parte de esa originalidad se debe a que está claro que el autor no tiene ni puta idea de lo que está hablando en algunas partes. Ha oído campanas y se ha inventado el resto. Demasiado. Al menos, en cuanto a biología en general, medicina regenerativa y a neurociencia en particular. Esto lo coloca más en el campo de la fantasía-ficción que en la ciencia ficción. Una vez traguemos con esos detallitos, pues a disfrutar. Roba unas cuantas ideas de aquí y de allá aunque por el tratamiento que les da deja claro que ni domina los conceptos ni le importa. De hecho más adelante reconoce que ha tomado la idea central de obras de su amigo Nick Sagan. Lo compensa poniéndole su apellido a una personaje importante.
Del resto de especulación científica tampoco se mete en berenjenales y no se preocupa en ser muy técnico, pero de esas partes no entiendo y no criticaré por tanto.

Hace un tímido intento de plantear una crítica a los sistemas sociales que controlan a la población mediante el control de la información, pero en esta novela no va más allá de perfilar la situación. Ya tendrá tiempo en la saga.

Otra cuestión es que este tipo debió de tirarse de los pelos cuando vió Avatar, porque le roban algunos conceptos gordos. A manos llenas. Y no creo que le hayan dado derechos de autor. Total de azul pitufo a verde menta hay una diferencia ¿no? Pero tampoco se puede quejar mucho porque en los agradecimientos él mismo reconoce lo que es evidente: que su libro debe mucho a "Tropas del Espacio" de Heinlein. Algo así como un "yo TdE lo habría escrito así de ser Heinlein", supongo.

Con todo esto Scalzi consiguió un Campbell y una nominación a los Hugo, que ya es mucho más de lo que muchos mortales logrará. Imagino que los puntos positivos que lo llevaron a lograrlo fue el estilo literario distendido que usa y esas ideas originales que comento, pero lo que le impidió llegar a más fue la ausencia de un sustento más hard para sus postulados fantasiosos y un poquito de racismo/clasismo mal disimulado.

Como dijo alguien... una novela para no calentarse la cabeza.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Secadero doméstico

Cagadero ecológico

viernes, 5 de noviembre de 2010

¿Con cuantos niños de 5 años podrías en una pelea?

Tal vez alguien puede que se halla fijado alguna vez en el banner de la columna de la derecha donde se desafía a ver cuantos niños de 5 años se pueden vencer en un combate cuerpo a cuerpo. O tal vez no.
A alguien puede parecerle algo gratuito e innecesario este tipo de test. A alguien incluso puede parecerle algo insensible o cruel. Ese alguien seguro que no ha leído "La Sombra de Ender". Escalofriante e instructivo sobre como una turba de niños podría acabar con presas mayores. El secreto está en la masa, ya lo hemos dicho muchas veces.

?



Nota a Joe: el psicópata al que te referías no es Ender, es Bean.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Grandes en Bulgaria y alrededores, durante el siglo IX.

En al año 867 Basilio I el Grande instaura una nueva dinastía en el trono del Imperio Bizantino, la cual será conocida como Macedónica y perdurará casi dos siglos. La estabilidad que Basilio trajo a Bizancio contrasta con su turbulento ascenso al poder. Pasó su niñez como cautivo de los búlgaros y tras escapar consiguió hacerse un hueco en los círculos de poder bizantinos, prestando servicio a personajes influyentes. Se casó con la amante del emperador Miguel III el Beodo, obteniendo el favor de éste, quien lo utilizó para eliminar a sus adversarios políticos y, dicen las malas lenguas, endilgarle como heredero al hijo ilegítimo que tuvo con aquella. Basilio fue nombrado césar y un año después asesinó al emperador ciñéndose la corona.

Pese a disfrutar de una vida disoluta similar a la de su antecesor, Basilio demostró ser un magnífico gobernante. En política interior realizó una profunda reforma legislativa y fiscal. En política exterior obtuvo sus principales logros, consiguiendo diversas victorias en territorio italiano e imponiendo su control político sobre toda la península, lo que le dio a su vez el dominio sobre el Adriático. En materia eclesiástica, luchó activamente contra los herejes bogomilos y mantuvo una política prudente y de entendimiento con Roma, beneficiándose de la cristianización de los pueblos eslavos realizada por misioneros cristianos como Cirilo y Metodio, impulsores del alfabeto cirílico al realizar traducciones al eslavo de las Santas Escrituras, para disgusto del Papado.

Poco antes de que Basilio falleciera, nacía en el país vecino quien asumiría por primera vez el título de Emperador de Bulgaria, Simeón I el Grande. El padre de Simeón, Boris I, impuso la unificación religiosa en el reino cristianizando a búlgaros y eslavos, que tuvieron que abandonar sus cultos paganos. Alcanzando la vejez, Boris se retiró a un monasterio y cedió el trono a su primogénito Vladimir. El hermano mayor de Simeón impuso una política religiosa contraria a la de su padre, imponiendo nuevamente el paganismo. Boris, que fue santificado años después, abandonó su retiro monacal, ordenó apresar y cegar a su hijo Vladimir, y colocó en el trono a Simeón, quien reconduzco el país al cristianismo.

El reinado de Simeón coincide con el del emperador León VI el Sabio, sucesor de Basilio I, quien no heredó las habilidades estratégicas de su antecesor y sufrió derrotas militares en todas sus fronteras. Una disputa comercial inicia el conflicto búlgaro-bizantino de esta época, ocupando las tropas de Simeón Tracia y Macedonia. León VI, con sus ejércitos derrotados u ocupados en frenar el avance árabe en Anatolia, cierra un acuerdo con los magiares, quienes invaden Bulgaria desde el norte, forzando a Simeón a replegarse y pactar un débil armisticio con Bizancio. El rey búlgaro ya tenía en el punto de mira Constantinopla, ciudad cuya conquista persiguió durante toda su vida, pero decide dirigirse al norte para ajustar cuentas con los magiares.

Simeón de Bulgaria pacta con los pechenegos una invasión conjunta de territorio magiar y pide a su padre Boris I que abandone el soso monasterio para echarle una mano contra estos duros adversarios. Tras sangrientos enfrentamientos, los magiares fueron vencidos y expulsados hacia Panonia, donde años después fundarían el nuevo reino de Hungría.

Solucionados sus problemas en el norte, Simeón vuelve de nuevo su vista hacia la debilitada Bizancio. Aunque León VI consigue reunir un gran ejército, este es aplastado por las tropas de Simeón, por lo que Bizancio debe ceder amplios territorios a Bulgaria y pagar fuerte tributos. El monarca búlgaro no se conforma con eso y, a la muerte de León VI, invade nuevamente el país vecino llegando en esta ocasión a asediar la deseada Constantinopla. En este nuevo conflicto el rey búlgaro se enfrenta al joven Constantino VII, quien se ve forzado a reconocer a Simeón como emperador de los búlgaros y los romanos, con el consiguiente espaldarazo religioso y político que ello suponía. Se pacta una alianza matrimonial pero las convulsiones políticas bizantinas dan con ella al traste, para disgusto de Simeón.

Pocos años después, los bizantinos reúnen un nuevo gran ejército y lo lanzan contra territorio búlgaro a la vez que instan a serbios, magiares y pechenegos a atacar Bulgaria por el norte. Simeón I sale al encuentro de los bizantinos con un ejército menor en número, ya que parte de sus tropas deben mantenerse al norte vigilando a sus díscolos vecinos. La Batalla de Aqueloo, en el 917, fue una de las más importantes de la Edad Media Europea, en ella los búlgaros debilitaron su centro y mantuvieron oculta en un flanco una reserva de caballería pesada; cuando los bizantinos rompieron el frente búlgaro e iniciaron la persecución, la falsa retirada búlgara se transformó en un ataque envolvente en el momento en que la caballería oculta se lanzó sobre los desorganizados bizantinos que creían estar obteniendo una victoria. Fue una masacre digna de los antecesores hunos de los búlgaros, los cuales redondearon la victoria eliminando posteriormente otros dispersos grupos de tropas bizantinas. Simeón pretende de nuevo cerrar el conflicto con una alianza matrimonial que una su familia a la familia real bizantina.

Entre tanto, el grueso del ejército búlgaro se dirige hacia Serbia, cuyo rey había pactado con los bizantinos atacar Bulgaria. Simeón captura al monarca serbio y coloca en su lugar a un rey títere. Mientras, en Bizancio se producen cambios políticos, tomando el poder Romano Lecanepo, quien se opone a cualquier alianza matrimonial que pueda acercar a Simeón al trono de Constantinopla. Esto lleva a una nueva invasión búlgara del territorio bizantino, las huestes de Simeón asedian otra vez Constantinopla y destrozan a los ejércitos bizantinos que les salen al paso. Simeón I busca aliarse con los árabes fatamíes que podían ofrecerle la flota que necesitaba para capturar la capital bizantina, sin embargo, el hábil Romano Lecanepo juega mejor sus cartas y da al traste con estos acuerdos pagando un mejor precio. Igualmente, los bizantinos sobornan a los serbios para deponer al rey títere impuesto por Simeón y revelarse contra este. Aunque los serbios consiguen alguna victoria militar, su país es anexionado a Bulgaria. Simeón y Romano pactan finalmente una paz estable en la que la factura la pagan los bizantinos.



Siendo ya anciano, Simeón organiza una campaña contra Croacia en la cual sus ejércitos son derrotados, aunque los líderes croatas aceptaron una rápida paz para evitar posteriores represalias. En sus últimos años de vida, Simeón organiza una nueva expedición para tomar Constantinopla, aunque ésta no llega a producirse, para alivio bizantino. El hijo de Simeón era mucho más conservador que su padre y se conformó con disfrutar lo heredado, dando un respiro a Bizancio para recuperarse de años tan aciagos.

La extraordinaria figura de Simeón no sólo significó para Bulgaria la consolidación política y militar de esta nación en Europa Oriental, sino que también supuso la promoción de la cultura eslava, desarrollándose ampliamente la literatura y el arte en su corte de Preslav, capital en expansión del reino búlgaro. Simeón fue un gran personaje para la Historia, pero para la historia de Bulgaria fue un personaje primordial.