sábado, 21 de agosto de 2010

Manual Ilustrado para Jovencitas


La entrega anterior la he dedicado a un concepto de organización social que aparece en esta novela. Tal vez cuando lo termine haga un comentario global. O tal vez no. Hoy simplemente quiero hacer otro apunte sobre como la realidad de hoy alcanza a la ciencia ficción de ayer (1996). El segundo elemento del título de la novela hace referencia a una pieza de tecnología sobre la que gira toda la trama. Sin hacer mucho hincapié en el regocijo metabíblico que produce leer un libro que trata sobre otro libro para un lector compulsivo, quiero comentar algunas cosas.

Stephenson estaba anunciando, a su manera enrevesada (en la novela es un cachibache con un mecanismo nanotecnológico), los e-books, los i-pads y todo lo que venga detrás. En la novela esa nanotecnología maravillosa permite que el libro sea "ractivo", un nuevo tipo de interactividad que está operada por "ractores" a distancia que interpretan los personajes en los sistemas de entretenimiento domésticos -los "mediatrones"- o en general para cualquier otro uso imaginable. El caso concreto del Manual, sin embargo, tiene un objetivo más elevado: la educación INTEGRAL de una niña. Es curioso ver como los niños (ricos) del futuro tienen tan poca atención de sus padres que necesitan un juguete-tutor que interaccione con ellos para darles la mejor educación. No estoy desvelando nada de la novela, porque lo sueltan nada más empezar. La trama es otra. Pero revelaré un detalle del Manual: es un sistema de enseñanza de lectura personalizado. Cuando la cría no sabe leer, le enseña con dibujos animados y narración en audio -focalizado solo a ella- que progresivamente, conforme avanza en su capacidad lectora, va cediendo paso a una lectura activa por parte de la cría -con el soporte inestimable de que cuando no sabe leer una palabra o no la entiende el libro se la pronuncia o explica-. Además está pensado como "relato de aprendizaje" o bildungsroman, que evidentemente es lo que le da chicha a la trama. El aparato en sí está pensado como una potente "arma de educación masiva".

No voy a entrar en otros detalles, solo expresar lo interesante que me ha resultado la idea de educar jugando, no solo en cuestiones instrumentales (como leer) sino en la forja del carácter de la criatura. Apasionante.

Algo que reclama Stephenson en la novela, a mi modo de ver, es la posibilidad de emplear mejor la potente tecnología de ocio para usos mejores. Bueno, pues parece que en parte se ha conseguido.

Nota bene: el problema de hoy en día es que la fantástica tecnología educadora de Stephenson caería en manos de los pedagogos actuales y dejarían a los niños aun más idiotas de lo que son sus mayores y tan incultos como ahora... ¿imaginais una LOGSE "ractiva"?

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