sábado, 11 de septiembre de 2021

Armaduras III: CLASIFICACIÓN 2ª PARTE, MATERIALES.

 

Los distintos tipos de armaduras se diferenciarán también por sus MATERIALES O COMPONENTES. En general las armaduras se reservaban y solo se vestían para combatir. Durante los viajes no se porta armadura pues cansa mucho más y ocasionarían rozaduras o heridas durante una marcha o cabalgada larga. Solo las armaduras ligeras y flexibles se podrán llevar durante el viaje sin causar fatiga.


Guardas, gambesón o acolchado. Aketón. Subarmalis romano.

Prenda de varias capas de tela recia rellenas de material de acolchado. Se usa como protección bajo otras armaduras para evitar rozaduras de la misma o como armadura muy ligera. Barata según el material empleado. El modelo más elemental de armadura es la túnica gruesa y sería equivalente. Mantenimiento fácil aunque puede albergar parásitos, mal olor, etc. Sensible a la humedad. Sufre desgaste por el uso y es sensible a los combates (cuando está expuesta directamente sufre doble daño por críticos). Da protección frente a bajas temperaturas y puede ser molesta en climas cálidos por lo que también se hacían guardas de otros materiales como el cuero fino. Hay cofias para la cabeza, chalecos y la prenda completa que cubre torso y brazos se denomina gambesón completo, llegando algunos a cubrir los muslos. Hay perneras para usar bajo armaduras duras en las piernas. Permite apilar otras armaduras, para lo cual pueden presentar incluso correajes y puntos de anclaje de esas piezas superpuestas. Algunos tipos de gladiadores estaban defendidos en algunas partes del cuerpo solo con este tipo de armadura ligera (perneras de los hoplomachus, reforzadas en los murmillo). Anteriormente se empleó de forma similar el linotórax, un tipo de peto de múltiples capas de lino, posiblemente adheridas en algunos puntos con algún tipo de pegamento orgánico (queratina de pezuñas, resinas vegetales, …) cuyo empleo estuvo ligado a diferentes campañas según las condiciones climáticas y necesidades logísticas. Se especula con que se hiciese en otros materiales o que sirviese para sujetar otras piezas de armadura. En otras épocas y latitudes otros pueblos usaron otras fibras vegetales para obtener el mismo resultado, siendo el escaupil o ichcahuipilli mesoamericano un peto de algodón trenzado con fibras de maguey y tratado con salmuera. Su efectividad contra las flechas hizo que incluso los conquistadores los adoptasen en ocasiones.


Cuero blando.

Prendas de cuero curtido, flexible y que ofrece protección ligera. Mantenimiento relativamente fácil para mantener en estado óptimo, resistente al desgaste. Leve protección frente a temperaturas. Ideal para llevar en climas cálidos frente a otras alternativas más calurosas, llegando en esas zonas a confeccionarse con tiras entrelazadas de cuero para conseguir mayor ventilación. Se pueden confeccionar todo tipo de prendas: capacetes y yelmos, justillos para el torso, chaquetas, chaquetones, brazales, musleras y grebas. Permite apilar otras armaduras.


Cuero blando tachonado.

Como el anterior pero con refuerzos de remaches de metal que ofrecen algo más de protección frente a ataques penetrantes. Mismas prendas con algunas especiales como el balteus romano, cinto de tiras de cuero con piezas de metal que protege la zona inguinal con libertad de movimiento. No se recomienda apilar otras armaduras sobre esta.



Bárbara o de pieles.

Prendas de pieles usadas por tribus bárbaras. Sobre una base cuero fino o tela recia se cosen pieles de animales. Requiere un mantenimiento un poco más dedicado pues es fácil que albergue parásitos, mal olor, etc. Buena protección frente a bajas temperaturas e inclemencias como lluvia o nieve, pero puede estropearse si no se le cuida en esas situaciones. Muy incómoda en climas cálidos, afectando a la resistencia. Se confecciona para torso y sombreros que actúan como cascos. Un ejemplo sería la galea lupina hecha de piel de lobo que usaban algunas tropas romanas como los vélites y augures. Dejan las extremidades libres para poder moverse y combatir con más soltura. No se recomienda apilar otras armaduras sobre esta (ya es un dos piezas).


Cuero endurecido, coraza de cuero. Cuir bouilli.

Piezas de armadura (así como otros útiles: cofres, estuches, portalibros, etc). El cuero se somete una inmersión controlada en agua muy caliente (pero no hirviente) hasta que consigue una consistencia endurecida o bien se le somete a procesos de curtido especial (ceras, aceites, engrudos) pudiendo ser compatibles técnicas sucesivas. Según la materia prima, (grosor, especie animal, etc) y las técnicas se puede conseguir distintas calidades, tomando las reglas estandarizadas para un tipo normal. Mantenimiento según acabado final. Es más ligero que el metal, da cierta protección contra cortes y buena contra los golpes. Se confeccionan torso, cascos, brazales, musleras y grebas.


Cota de escamas. Lorica squamata romana.

Se cosen pequeñas placas (escamas) de material duro a una prenda de tela recia o cuero blando, superpuestas las de arriba sobre las de abajo. En distintas épocas y lugares se usaron distintos materiales para las escamas: bronce, hierro, semillas, madera, hueso (de ballena por ejemplo), cuero, cuero endurecido, cuerno, etc. Constituye un tipo de cuero reforzado con metal muy temprano en la historia, siendo las primeras referencias que se tienen provienen de armaduras que portaban los faraones egipcios cuando iban a la guerra, hechas de piel de cocodrilo cubierto de escamas de bronce junto con la corona de guerra azul, el Jepresh. En la época romana la lorica squamata estaba reservada a caballería (equites) y centuriones (oficiales) aunque también par músicos y la llamada plumata sería una versión exclusiva para altos rangos por su elevado coste de producción. También la usaban algunos tipos de gladiadores (eques, scissor y sagittarius).

Ofrece una buena protección a cambio de una cierta restricción de movilidad pero requiere un mantenimiento dedicado.

Se confeccionaban para torso, cabeza, brazos, incluso guanteletes.

Ofrece mejor protección contra perforación que las cotas de mallas estándard cuando la placa es de suficiente grosor, aunque sea más débil que esta frente a otros ataques.


Armadura de laminillas o lamelar.

Se trata de pequeñas piezas cosidas entre sí, sin necesidad de una base de tela o cuero. Pueden ser de metal o cuero que se podía endurecer por curtido o incluso laqueado. Típica de oriente (Europa del Este, Oriente Medio y resto de Asia, con especial uso en Japón). Desplazó a otras armaduras de escamas por ser más cómodas de usar, mejor ventilada, etc. Algunas disponían las láminas invertidas a las cotas de escamas (la inferior descansa sobre la superior).


Cota de mallas de anillas (con guardas).

Se atribuye su desarrollo a las tribus celtas del s. V a.C. y fue ampliamente utilizada durante largos periodos de tiempo intermitentes, siendo la dominante durante la mayor parte del medievo. En Roma se denominaba Lorica hamata romana, siendo cara de producir se reservaba a oficiales y legionarios con mayor poder económico, propia del fin de la república aunque presente desde mucho antes. Se extendió su uso en algunos momentos. Tuvo que ser sustituida al enfrentarla a los arcos compuestos partos que la atravesaban.

Son anillos de metal entrelazados que resisten las armas cortantes y según la construcción las penetrantes. Distintos calibres de alambre, distintos tipos de anillo y distintos modos de entrelazado que establecen distintas categorías, ligera o pesada. Distintas longitudes, con o sin mangas: camisotes o haubergón solo en torso también llamada de infante; lorigón o hauberk cubre torso, brazos y hasta muslos, también lalamda de caballero. De 10 a 30 kilos según todo ello. Se suele usar sobre guardas para que el metal no cause roces con el simple movimiento. Era frecuente usar bajo cascos y otras piezas de armaduras de placas (ver más adelante).


Cuero reforzado con metal. Brigantina.

Piezas de armadura en los que una prenda de capas de tela fuerte o cuero blando la cual alberga lamas de metal en su interior e incluye un acolchado. Su mantenimiento presenta los inconvenientes del metal por su oxidación y de la prenda que puede albergar parásitos o deteriorarse. En climas cálidos el sudor mantenido corroe el metal que es inaccesible. Protección moderada frente a temperaturas. La brigantina o jaco lorigado es una chaqueta o chaquetón de tela fuerte de este tipo y en general protegía torso y brazos y a veces parte alta de muslos, fabricándose tanto en lona, lienzo, seda como cuero fino. Una precursora se denominó jacerina. También se confeccionan chalecos y se pueden hacer cascos de cuero y metal, brazales, musleras y grebas. Es una evolución de ciertos tipos de armaduras de placas segmentadas que buscan un buen balance entre movilidad y protección de las láminas de metal. Al estar expuesta la capa de tejido, sufre el doble frente a críticos por lo que requiere reparación frecuentevar.


Cota de mallas reforzada con placas (con guardas).

Sobre una cota de malla se aplican placas de metal en las zonas más nobles, con diferentes tamaños.

Durante la época romana las tropas de primera línea portaban estas placas y solo si podían permitirse añadían la cota de malla debajo. Durante el medievo la evolución fue al contrario, a partir del uso de coseletes de material flexible como podía ser la cota de anillas o escamas, se reforzó las zonas centrales del pecho con placas de metal adicional a partir del 1300 o mediados de ese siglo y se acabó en el siguiente paso.


Placas (con guardas). Lorica segmentata romana.

La lórica segmentata se componía de láminas de metal superpuestas, ofrecía una mayor protección que la lorica hamata con menor peso, pero requiere un mantenimiento más frecuente y necesitando un taller especializado con múltiples piezas de metal y enganches. En climas húmedos y calurosos la corrosión por sudor la hacía inviable. No se fabricaba más que para torso y hombros y dejaba las piernas sin proteger. Requiere de ayuda para su colocación. Era de uso entre los legionarios pero limitada a ciertas zonas fronterizas europeas: Britania, Germanias, Dacia, norte de Hispania y su implantación está descrita históricamente a necesidades especiales según el armamento enemigo (falcatas, romphaias, hachas germánicas, etc). Peso de un peto con hombreras 11 kg en acero de 1,3mm, entre 6 y 9 kilos sin aquellas. Un tipo especial sería la manica o lórica manicae, que se utilizaba en el brazo del arma tanto primero por gladiadores (crupelarius, hoplomachus, murmillo, provocator) como después por legionarios de algunas épocas (introducida por Trajano para contrarrestar la falx dacia). Son de hierro, acero o aleación de cobre (bronce) y de láminas superpuestas.

En el medievo de nuevo se retomó este tipo de armaduras de segmentos de placas a partir de sobreponer láminas a los coseletes ligeros de malla, escamas o cuero tachonado, siendo un tipo de coseletes de transición de malla y placas a lo largo del s.XIV. En el siglo siguiente se desarrollaron distintas formas de placas segmentadas y articuladas (ver brigantinas, jacerinas) y por otra parte distintos tipos de petos algunos destinados para los abordajes marítimos o bien petos rígidos que dieron lugar posteriormente a las corazas góticas más tardías de s.XV tardío y sXVI que serían el culmen de las corazas.


Coraza (con guardas).

Los griegos desarrollaron las primeras corazas conocidas, en bronce, si bien la infantería pesada rara vez las usaba y preferían defenderse con sus grandes escudos por su excesivo peso y pérdida de movilidad, llegando a extremos alarmantes. La única coraza conocida de la antigüedad capaz de soportar la onda de choque de un arma de asedio como un escorpión estaba hecha en hierro y pesaba 20 kg (hecha por Zoilo de Chipre a Demetrio Poliorcetes de Macedoniael asediador de ciudades”). Esto nos ilustra el amplio rango de grosores y pesos que se podrían encontrar. Posteriormente los romanos rescataron su uso como Lorica musculata, hecha de bronce, con claro uso decorativo y por ello fabricadas en bronce, reservada para aquellos más pudientes y de imitación del estilo griego.

En la época medieval son propias de la Baja Edad Media, en distintas formas y evoluciones. Las piezas más resistentes se limitaban al torso y la cabeza, dejando el resto de piezas a la que denominamos como armadura de placas de la categoría anterior. En acero actual de 1 mm de grosor un peto pesa unos 5 kg. Aquí dejamos abierta la puerta a un capítulo especial que serían las aleaciones de acero y su repercusión en los grosores de las armaduras.

Armaduras II: CLASIFICACIÓN PARTE 1ª LOCALIZACIONES.

Las armaduras se componen de piezas defensivas sobre el cuerpo para protegerse de los ataques recibidos de forma pasiva. Según la LOCALIZACIÓN corporal (en 1D12) que protegen encontraremos:


Cabeza (1): CASCO. Una de las piezas de armadura más apreciada por los combatientes puesto que la cabeza es la localización más sensible. Esto hizo que su desarrollo y empleo superase en prioridad al de otras piezas de armadura. Hay distintos tipos según cuanta superficie cubren. Los cascos más cerrados ofrecen mayor protección pero dificultan la percepción. Esa protección se tendrá en cuenta a la hora de dificultar ataques que pretendan evitar la armadura o intentar localizaciones especiales como acertar a los ojos. A lo largo de los distintos periodos de la historia así como diferentes lugares se han empleado muchos tipos de cascos con diferentes nombres. Nosotros los clasificaremos en tres grados y asignaremos un nombre general que no tiene que ser del todo certero para cada grado pero nos ayudará para esta clasificación de algún modo.


Grado I. Cascos que solo cubren la parte superior del cráneo, desde encima de los ojos y dejan libres las orejas, los llamaremos CAPACETES. Su forma puede ser variada desde formas semi-ovoides a cónicas. En los materiales más ligeros algunos sombreros actúan como equivalente a un capacete ligero. Algunos, como el casco normando, presenta una protección nasal que protege los ojos de tajos horizontales y la nariz. El resto de estos cascos deja desprotegidos ojos, oídos, etc.


Grado II. Aquellos cascos que ofrecen distintas protecciones adicionales como carrilleras, viseras fijas, protecciones para la nuca, etc: tenemos la galea romana, la celada, la bacineta, el morrión, borgoñetas, barbutas medievales abiertas en diferentes grados (a imagen de los kranos corintios), etc. Por escoger un nombre el más representativo sería la GALEA típica romana. En general dificultan algo la visión y bastante más la audición. El portador puede ser obligado a realizar tiradas de percepción para no ser sorprendido en el fragor del combate, reaccionar a órdenes o avisos de sus compañeros, etc. Un tipo particular lo constituye el almófar, que es una capucha de cota de mallas sobre una cofia de tejido acolchado que en conjunto protegen toda la cabeza rodeando esta por completo salvo el óvalo de la cara e incluso en algunos casos disponía de una pieza adicional para cubrir la cara de forma que solo quedasen los ojos descubiertos y que ya entraría en la categoría siguiente. Si no se dice lo contrario, en este grado protegen orejas y nuca.


Grado III. Por último tenemos el YELMO que es el nombre que reservamos para un casco completamente cerrado con una rendija para ver y rejillas para respirar. Los “grandes yelmos” son cerrados y sin partes móviles, típicos de las cruzadas y de las órdenes monacales guerreras. Más adelante se desarrollaron los bacinetes, en los que sí había una visera móvil. El concepto de yelmo es más amplio y abarca a muchos cascos de la categoría anterior, pero lo utilizamos para diferenciar en esta clasificación. Las barbutas más cerradas se podrían considerar como yelmos con ranuras fijas. Ofrece la máxima protección, pero también la máxima dificultad a los sentidos e incluso ocasiona fatiga adicional (por asalto de combate con yelmo cerrado se aplica penalización en las tiradas de fatiga mantenida). La visión periférica está anulada y la audición muy impedida. Además de la capa externa incluyen un acolchado interior para proteger la cabeza, pero que también aísla más de sonidos externos. Los yelmos, al ser armazones cerrados, ofrecen una estructura compacta y más rígida, por lo que su resistencia a los ataques puede estar incrementada además de la mejora de superficie cubierta. En los yelmos también se empleaban capas más gruesas de metal que en otras partes del cuerpo (hasta varias veces más grueso).

En los yelmos se incluyen algunas piezas adicionales con nombre propio, como la babera o barbote para la protección de la boca, barbilla, y mandíbulas. Además tenía partes como podían ser la cimera (decoración situada en la zona superior), la ventalle que permitía una abertura lateral junto a la visera.


La categoría de casco influirá sobre todo a la hora de aplicar penalizaciones a las percepciones (incluido el equilibrio). Algún casco concreto podrá tener en su descripción alguna característica específica que cambie esta generalidad, pero usaremos como norma general lo siguiente:


Cat.

Nombre

Ver

Oír

Fatiga

Penalización para evitar cobertura

Extras

I

Capacete

0 a -1

0

0

0


II

Galea

-2 a -4

-4

0

+3 DA


III

Yelmo cerrado

-5 a -8

-6

+1/asalto

+5 DA o ++

+1 DT


Brazos (2 y 3). Algunas armaduras incluyen en su peto mangas unidas al mismo material, como pueden ser los gambesones, las brigantinas, los lorigones de malla, etc. En las armaduras pesadas los petos solían incluir protección para los hombros al menos, las hombreras, pero se considerará que corresponde a esa localización principal del torso que veremos más adelante. En otros casos son piezas independientes de material que llamamos en general BRAZALES aunque en los arneses completos se desarrollaron piezas con nombres específicos: hombreras (que pueden formar parte del peto), guardabrazos (protege el brazo propiamente), sobaqueras (resguardar la parte delantera y trasera de las axilas), codales (cubre el codo), brazales o avambrazo (protege el antebrazo), cangrejos (protegen la parte opuesta del codo o sangría del brazo) y después manoplas, lúas, guanteles, guanteletes, manteles o mandiletes, incluso con piezas móviles para cada dedo, que protegían las manos, y las muñecas.

Un tipo especial de armadura de brazo es la manica romana, que podía ser de placas de cuero endurecido o preferiblemente de metal y se usaba en el brazo armado (típica de ciertos gladiadores). El uso de esta pieza veremos que se extendió posteriormente entre los legionarios para enfrentar el falx dacio y tracio, como en su día las falcatas íberas obligaron a poner refuerzos de metal en los escudos de los legionarios.


Torso, que incluye tórax (4 a 6) y abdomen (7 y 8). Generalmente se emplea una misma pieza para estas localizaciones en conjunto, aunque pueda estar compuesta de varios elementos (peto o placa pectoral y placa espaldar, por ejemplo).

En el medievo los petos fueron adaptándose y acortándose para ganar movilidad, formando en la parte inferior de abdomen y caderas el volante o falda y la pancera para el vientre hecha de malla en el frontal y los guardarrenes posteriores en la región lumbar, la bragadura para proteger la entrepierna y la culera para los glúteos, también hechas de malla. En otros lugares se aplicaron a modo de faja en materiales flexibles, como el tare de las armaduras japonesas.

En la parte superior la gola cubría la delicada parte del cuello, mientras que el gorgal o gorguera reforzaba la parte alta del pecho, incluyendo la garganta y la espalda, llegando a sustituir a la gola. La cubrenuca servía para cubrir la zona que va del cuello a los hombros. Cuando estas piezas eran de malla de denominaban alpartaz.

Como decíamos arriba las armaduras del torso a veces también solían incluir algún tipo de protección para la zona de los hombros de impactos descendentes que atravesasen el torso de arriba a abajo, siendo este uno de los golpes más poderosos que se podía infligir al aprovechar la fuerza de la gravedad a favor del ataque. El desarrollo de la Lorica segmentata estuvo condicionado por los enfrentamientos de los ejércitos romanos con enemigos que disponían de armas de gran poder cortante que literalmente amputaban a los legionarios los brazos de un tajo y se atribuyen a las romphaias tracias. Otros le dan un origen en una armadura de gladiador (crupelarius, al uso galo forrado en hierro) y la dificultad para sofocar una rebelión de estos esclavos que tuvieron los romanos, obligados a usar hachas y zapapicos para acabar con los insurrectos. Posteriormente volvemos a encontrar hombreras medievales las cuales eran piezas específicas que tenían la función de proteger solo la parte que cubría por detrás los omóplatos, aunque en ocasiones se extendía esta pieza por la parte delantera sustituyendo a las bufas, que eran propiamente las piezas que protegían la zona de la clavícula.


Piernas (9 a 12). Algunas armaduras más largas incluyen integrada en su construcción las musleras o quijotes (9 y 10) como pueden ser los lorigones y algunas armaduras en formato de chaqueta larga o chaquetón como pueden ser algunas brigantinas pesadas, gambesones pesados, etc. Estas se denominaron también escarcelas y se anudaban a la falda, siendo los escarcelones mayores que estas y articulados hasta la rodilla, la cual tenía su propia pieza en la armadura completa llamada rodillera y podía tener unos abanicos laterales externos.


En la parte inferior que corresponde a la pierna (11 y 12) se utilizan GREBAS que pueden denominarse a veces espinilleras, y en para la parte posterior los grebones que cubrían las pantorrillas. Los escarpes o escarpines cubrían el empeine aunque a veces se usaban zapatos herrados para proteger los pies.


Por último existirían algunas piezas de armaduras que solo se pueden definir como accesorias. Serían placas sueltas, generalmente de materiales duros y preferiblemente metálicas, que se usaban atadas bien desnudo o sobre ropajes o bien sobre otras armaduras, que protegen órganos vitales como pueda ser el corazón y el centro del torso, etc. Se denomina cadiophylax. Estas piezas no protegían de todos los impactos aunque a cambio daban cierta libertad de movimiento y entorpecían menos que las corazas completas. Además son más simples de producir, requieren menos material y por tanto son más baratas de adquirir. En la Roma prerepublicana eran típicas en las primeras filas y se colocaban en el pecho sobre el corazón. En el Japón feudal algunos guerreros empleaban piezas de armadura parcial en forma de banda como el hachigane que en la cultura cinematográfica primero popularizó el personaje Kanbei de los Siete Samurais y después muchos mangas y animes bien conocidos. En el peto del arnés de torneo se colocaban también piezas especiales, como el ristre, un hierro en el pecho para afianzar la lanza, así como la tarja o tarjeta, un escudo sujeto a la zona superior izquierda del peto con el emblema heráldico del caballero.

martes, 20 de abril de 2021

Se vienen cositas

Dos años sin hacer entrada alguna. Menudo vago. Pero no todo este tiempo ha sido dedicado a la molicie. Tengo varios artículos de reglas y ambientación a medio terminar. Investigaciones en curso. En breve, en cuanto los pula, los cuelgo aquí. Como dicen los modernillos se vienen cositas.

domingo, 7 de julio de 2019

MONEDAS EN LA TIERRA MEDIA: II TESOROS


En el Hobbit la guarida de los trolls del Bosque guardaba un tesoro compuesto de ollas colmadas de monedas de oro apiladas en un rincón, vestidos, espadas y algún cuchillo mezclado en un cúmulo de otras cosas y comida descuidada.



A partir de esas menciones, no se habla más de monedas, sino de oro y plata en bruto como parte de los tesoros. El mayor tesoro descrito será el de Smaug en la Montaña solitaria.



En el Hobbit Bilbo encontró un salón con un montículo del tesoro y a su paso se veía algún destello dorado y un tintineo. El tesoro también se esparcía por la pared con panoplias de armas y armaduras, estas descritas como impenetrables y de aspecto dorado y plateado así como tachonadas de piedras así como la pequeña cota de malla de mithril forjada para un príncipe élfico con su cinturón de perlas y cristales y un casco de cuero reforzado en acero y con gemas blancas. En las paredes también había mágicas arpas de oro con cuerdas de plata. También había copas preciosas, como la gran copa de oro de Thror de dos asas, martillada y labrada con pájaros y flores de ojos y pétalos enjoyados. Esos cinturones adornados de plata y oro son además seña de los enanos, así como borlas de plata y algún cordón de oro para el cuello. En su cima estaba la Piedra del Arca.



El reparto final se hizo como se había acordado según los pactos de honor, siendo una catorceava parte de toda la plata y oro, labrada y sin labrar para Bardo así como para todos los demás. Thorin excluyó de ese reparto las gemas cuando se enfadó con Bilbo. No obstante, una catorceava parte era una riqueza excesiva, más grande que la de muchos reyes mortales. Al Rey de los Elfos Dain le dio las 500 esmeraldas engarzadas de Girion, las joyas que él más amaba y a Bilbo un collar de plata y perlas. El Rey del Bosque tenía debilidad por los tesoros de plata y las gemas blancas y siempre quería más pensando que aún no eran tantas como las de otros señores elfos de antaño. En el camino de regreso a Hobitton los elfos de Rivendel cantan sobre tesoros de plata y oro hundido en las minas.  A su regreso a la Comarca Bilbo descubrió que perdió algunas cucharas de plata de sus antiguas posesiones. Pero no le importó, pues como parte del pago por sus servicios como saquehobbit accedió a tomar solo dos pequeños cofres, uno lleno de plata y el otro lleno de oro. Durante su vida posterior a su gran aventura gastó el oro y la plata en generosos presentes, tanto útiles como extravagantes, lo que explica hasta cierto punto el afecto de los sobrinos y sobrinas. Es necesario decir que antes de partir Bilbo tenía una situación acomodada y su familia ya era rica (en especial por parte de madre).


 Tras la muerte de Smaug en la Ciudad del Lago Bardo recompensó con largueza a seguidores y amigos y había enviado mucho oro para reconstruir la ciudad, pero el antiguo gobernador se contagió de "el mal del dragón" y se apoderó de la mayor parte del mismo hasta que huyó y murió. Tras su muerte las canciones decía que los ríos corren con oro.

 El Señor de Los Anillos abre el libro primero con el viejo Bilbo repartiendo unas monedas entre los espectadores, pero ningún fuego de artificio para decepción de estos (estos regalos a los asistentes se denominan en la tradición hobbit mathom). Tampoco dejó ninguna moneda, joya o dinero a Frodo pese a que le legó sus tesoros principales y más maravillosos.

En el túmulo de las Quebradas de su mismo nombre entre los tesoros había objetos de oro, plata, cobre y bronce, perlas, cadenas y ornamentos enjoyados, pero no se especifica que hubiese monedas. De esos mismos túmulos proceden las poderosas dagas que Tom Bombadil regala a los cuatro hobbits para su defensa.

Las canciones sobre Moria hablan de bóvedas de oro y suelos de plata. Por eso Sam pregunta si quedan los montones de oro y joyas y le responden que no, que fue saqueado por los orcos. Y que la riqueza de Moria es el mithril, en su tiempo diez veces más valioso que el oro y que ahora se había vuelto incalculable por su escasez, ya que solo provenía de allí. El oro y las joyas eran solo juguetes para los enanos de allí. El mithril podía ser trabajado como el cobre, pulido como el vidrio y hacerlo más liviano, pero más duro que el acero templado, con la belleza de la plata común pero sin mancha ni deslustrado.  

 A la partida de Lórien se les regalaron capas con broches que parecían una hoja verde con nervaduras de plata. 

La compañía Gris de montaraces del norte no porta ningún ornamento ni resplandor de oro ni pedrería, insignias ni emblemas salvo una estrella de plata que les sujetaba el manto en el hombro izquierdo. En el paso del sagrario el rey de los Malditos porta un plaquín de oro, cinturón de oro y granates y un yelmo también de oro.

También podemos remontarnos a tiempos más pretéritos como referencia. En el Silmarillion no hay menciones a monedas, solo a tesoros. Si bien muchos señores portan armas, vestiduras, armaduras y joyas de oro o plata, hay también algún tesoro, como el de Nargothrond, compuesto de oro y gemas. Esos tiempos antiguos, sin embargo, son el pasado perdido y la mayoría de sus tesoros se perdieron con la caída de Beleriand. Solo algunos artefactos de antaño se conoce que perduraron y de otros solo queda el recuerdo legendario. Entre estos tesoros destacan algunas armas mágicas que llegaron a edades posteriores: Dardo, Orcrist (Hendedora de trasgos, la Mordedora para estos) o Glamdring (Martillo de enemigos o de la horda estridente). El cuerno de Vorondil, si bien no aparece hasta ESDLA, procede de las heredades de la casa de Húrin y era de cuerno de buey salvaje, guarnecido de plata y adornado con caracteres. Algo parecido ocurre con las Palantir, fabricadas por el mismísimo Fëanor en Eldamar y que llegaron en número de 7 a la Tierra Media de mano de Elendil a quien fueron regaladas, si bien no se les menciona hasta ESDLA.

En definitiva, dejando un poco los tesoros y volviendo concretamente a las monedas, podemos ver que la función de medio de intercambio se expresa muy poco en los libros y la función de conservación de valor se refiere de forma genérica como plata y oro.



jueves, 25 de abril de 2019

Arcos IV: ¿Y en la Tierra Media qué?

El mundo de la arquería histórica no se limita a los arcos. Podríamos explayarnos con precisiones sobre los componentes como las cuerdas o pasar a la flechería (puntas, astiles, tipos de emplumados, etc) y mil y una variantes que se dieron a lo largo de la historia, siendo el arco un arma tanto de caza como de guerra durante muchos milenios, teniendo gran protagonismo en algunos pueblos como vimos desde nuestra entrega de esta serie. Tal ven en un futuro con algo más de tiempo nos extendamos por esos derroteros, pero no hoy.

A efectos prácticos toca centrarnos en los arcos que podamos encontrar en la Tierra Media, con el referente de realidad histórica que hemos visto en las tres entregas anteriores. 



Tolkien Puro: Silmarillion y Tierra Media.
Las referencias literarias a los arcos son bastante pobres para caracterizarlos. Los arcos son comunes entre los guerreros, pero no son detallados la mayoría de las veces. Según la Edad podemos encontrar varias menciones.

EDADES DE LOS ÁRBOLES.


Oromë, el gran Cazador, suministró a los elfos instrumentos para ayudarles en la protección de sus huestes de las criaturas de Mordor. En Valinor se usaban espadas, lanzas y arcos. Melkor les aconsejó portar armas. Los elfos teleri de Alqualondë no tenían otras armas que unos arcos delgados o planos.



PRIMERA EDAD DEL SOL.
Durante esta Edad los elfos usan frecuentemente dardos y jabalinas contra sus enemigos, tanto o más que arcos.
Los elfos noldor guardianes de la Quinta Puerta de Gondolín, la de Plata, son arqueros, armados en las armerías de Turgon.
En Doriath Beleg Arcofirme era el jefe de centinelas de Thingol quien tenía un gran arco de tejo negro llamado Belthronding.
Tuor cumplió quince años y fue hábil en el manejo de las armas, el hacha y el arco de los Elfos Grises.
En Nargothrond deambulaban en secreto arqueros de gran habilidad, las flechas llegaban seguras a destino y eran mortales para los intrusos en su bosque. Se les conoce por su estilo de lucha de guerrillas de emboscada y flecha.
Tal vez sea ya de esta Edad el origen de la gran reputación como arqueros de los elfos.
Los orcos de las huestes de Melko, por su parte, usan arcos de cuerno.

SEGUNDA EDAD.


Los Numenoreanos destacan porque en vez de portar espadas, tienen armas para el deporte y el pasatiempo: hachas, lanzas y arcos para tirar a pie y a caballo. Con las guerras posteriores sus arcos fueron los más temidos: 'Los Hombres del Mar', esto fue dicho, 'envían antes de ellos una gran nube, como una lluvia envuelta en serpentines, o un granizo negro volcado con acero'; y en aquel tiempo las grandes cohortes de los Arqueros del Rey usaron de acero hueco con flechas de plumas de un ana de largo, negras llenas de muchos puntos para hacer una muesca.

Por su parte los orcos lanzaban también nubes de flechas, pero no hacían mella en las armaduras de los hombres aunque finalmente a Isildur lo mata una de estas flechas.

TERCERA EDAD.



Thorin usa un arco de hueso para amedrentar a un heraldo de los hombres con una flecha que se clava en el escudo de este. Antes en el bosque negro, en cuanto llegaron a tierra preparó su arco y puso una flecha.

Los Elfos del Bosque Negro, usan en sus patrullas arcos y lanzas, con extrema precisión en sus flechas. Destaca Légolas con su vista más aguda que el resto de los elfos que de por sí tienen una vista excelente, hace su arco mortífero para los orcos y para el resto de sus enemigos. A su partida de Lórien recibió un arco como los que usan los Galadrim, más largo y fuerte que los arcos del Bosque Negro y la cuerda era de cabellos élficos. En el Abismo de Helm deseó que hubiera un centener de arqueros del Bosque Negro, que en la versión cinematográfica sí se personaron liderados por Haldir.



De los hombres del Bosque dice Gwaihir que le dispararían con esos grandes arcos de tejo pensando que iban a robarles las ovejas.

De los hombres del Valle se sabe que Bardo tiraba con un gran arco de tejo, que las tropas de la Ciudad del Lago se componen de arqueros y lanceros pero que también usan venablos y largas espadas.

Entre las filas de los rohirrim algunos esgrimían arcos, siendo unos pocos jinetes capaces de disparar hábilmente desde un caballo a la carrera. Buenos arqueros a su manera pero escasos ya que son más dados a arrojar lanzas desde sus monturas como práctica habitual.

De entre los Gondorianos destacan los Hombres de Ithilien que usan arcos grandes casi de la altura de ellos y grandes carcajes repletos de flechas largas con penachos verdes, dados a las emboscadas. En la batalla de los Campos de Pelennor participaron quinientos arqueros de las mesetas de Morthond, del ancho Valle de la Raíz Negra y tras la batalla los mumakil tenían los ojos traspasados por las flechas de los valientes. En esta batalla se dijo que hubo arqueros de la destreza de que antaño se enorgulleciera Gondor.

Los hombres salvajes del bosque Druadan usan flechas envenenadas, como los orcos.

Los hobbits. Podían manejar armas, tiraban bien con el arco pues eran de mirada certera y manos hábiles, y si cogía una piedra lo mejor era ponerse a resguardo. Enviaron algunos arqueros al Rey en la última batalla de Fornost contra el Señor Mago de Angmar, aunque nunca retornaron y no se menciona en las historias de los hombres.

Entre las huestes de la Oscuridad los más abundantes son los orcos. Usan flechas de penachos negros de forma habitual, preferiblemente en emboscadas como a la Comunidad del Anillo en el Anduin. Suelen usar ponzoñas y tiran flechas "de cualquier modo". En Cirith Ungol un rastreador portaba un arco de cuerno y el Uruk de Mordor portaba un arco a la espalda. 

Los hombres del este son arqueros a caballo y sus comandantes usan carros de guerra. Los Haradrim usan flechas y con estas hieren a Faramir.
Y esas son todas las referencias que he podido encontrar buceando en la literatura tolkieniana.

Una última cuestión significativa y que considero que hay que dejar clara es que Tolkien no describe el uso de ni una sola ballesta en toda su obra. Durante la Edad Media la ballesta tuvo muchos detractores "morales", como tal vez podamos ver en una futura entrega. Era un arma que no se consideraba digna ni caballerosa. Esto puede que influyera en el autor o puede que no, no lo sabemos. El mundo tolkieniano es bastante reacio en su idílico bucolismo a introducir ingenios mecánicos como este arma. Podríamos pensar que eran armas viles más aptas para los orcos, pero además de esa complejidad, hay que añadir que las ballestas son caras y requieren un cierto mantenimiento, lo cual las aleja de la idea de las huestes salvajes de orcos. Lo importante es que no aparecen en los libros y solo la versión cinematográfica las ha introducido en el universo tolkieniano. Por tanto su uso se ha de resaltar como algo exótico y ligado al carácter proto-industrial y artificial que le otorgan a Saruman frente a la naturaleza virgen e idealizada ligada a los héroes.  

domingo, 14 de abril de 2019

MONEDAS EN LA TERCERA EDAD DE LA TIERRA MEDIA: I.


SISTEMA MONETARIO EN LA TERCERA EDAD DE LA TIERRA MEDIA.

La moneda es una forma de dinero. El dinero tiene varias funciones. Para el propósito de esta serie de artículos nos interesaremos hoy por su función como medio de intercambio.



Tolkien cuenta poco sobre monedas. Con la referida función de medio de intercambio la única mención específica a una moneda que he podido encontrar es el precio que en Bree puso Bill Helechal a su famélico poney: 12 centavos de plata, siendo este precio el triple del valor de un poney en aquella región. Además el señor Mantecona pagó otros 18 monedas a Merry como compensación por sus 5 animales extraviados, siendo 30 centavos de plata en total. En la versión original esos centavos son llamados peniques de plata, pennies. Esta relación de cantidades también nos da casi la única mención a otra función del dinero: la fijación de precios.



En "El herrero de Wooton Major" Tolkien compara una estrella mágica del país de Fantasía con el tamaño de una moneda de 6 peniques. También se encuentran como sorpresas en una tarta monedas, una de ellas de plata siendo esa cualidad algo reseñable en cuanto al premio. En las aventuras de Tom Bombadil sabemos que alguien pobre no tiene ni un penique.



Con estas únicas referencias solo podemos elucubrar que en La Comarca y Bree se empleaba una denominación monetaria equivalente a la que conocía y usaba el propio Tolkien, es decir, el sistema monetario imperial británico basado en la libra esterlina pre 1971, fecha en la que en la pérfida Albión se pasasen al sistema decimal (por fin).

Este sistema realmente no es de elaboración puramente británico y fue instaurado por Carlomagno con otras denominaciones de monedas en el año 800, importado en el s. XV a la isla y con la gracia de que solo los británicos lo arrastraron hasta el s. XX mientras el resto del mundo civilizado adoptaba el sistema decimal. Sus equivalencias entre monedas de distintos valores es peculiar pues es una mezcolanza entre el duodecimal (base 12) y el vigesimal (base 20).

Una Libra (pound) se materializa en el Soberano de oro que equivale a 20 Chelines de plata y cada Chelín de plata a 12 peniques de bronce o cobre (según la época). Ese soberano es a su vez el valor nominal de una libra esterlina de plata fina, a saber 350 gramos. Como los ingleses son unos cachondos, además, a partir del s. XVII añadieron otra moneda de oro acuñada en metal procedente de las colonias de Guinea más puro, entrando en vigor las Guineas de oro, cuyo valor nominal era, agárrense los machos, de 21 chelines más 6 peniques (21'5 chelines), aunque con el tiempo (s. XVIII) se regularizó a simplemente 21 chelines. Sí, hijos, sí, una moneda de oro equivalía a 20 o 21 de plata, según la moneda. Esto dio lugar, en la decadente y enrarecida sociedad británica a dos tipos de pagos. A los comerciantes se les pagaba en libras y a los profesionales se les pagaba en guineas por tener un valor más caballeroso. Esto podía incluir los servicios de un dramaturgo o un caballo de carreras.

El soberano de oro pesa casi 8 gramos, tiene un grosor de milímetro y medio y diámetro de 22 así como una pureza de 22 quilates (al menos desde el s. XIX). Su símbolo es el de la libra: una £ o L adornada, heredado de la tradición romana en referencia a la balanza (inevitablemente a los romanos les meteremos mano más adelante con sus monedas). Sobre los soberanos británicos se podría hacer un artículo independiente porque su uso fue muy extendido durante la expansión colonial y da lugar a muchas anécdotas, pero me limitaré a dejar aquí su reverso con San Jorge matando al dragón que sustituye al escudo de armas real desde 1817 y es mucho más tolkieniano que otra cosa:

El chelín de plata por su parte pesa algo menos de 6 gramos siendo su grosor y diámetros algo mayores que el soberano. Esto es así porque la densidad de la plata es casi la mitad que la del oro. Su símbolo es una S que proviene de la moneda latina Solidus, que sin embargo era una moneda de oro. El chelín era la moneda de referencia de precio más común junto con el penique.

El penique británico no estaba hecho de plata como podría parecer leyendo a Tolkien, sino de bronce. Esto ya origina una discordancia importante respecto a lo que nos cuenta el señor Tolkien, pero ya veremos como los solucionaremos más adelante. Su símbolo, para no variar, es la D heredada del denier frances, a su vez referente al Denario romano, que en esta ocasión era una moneda de plata (sí, no nos olvidaremos de los romanos). Después de la decimalización de la libra en 1971 el símbolo pasó a ser la "p". 

Este sistema no decimal tan exótico determinó un sistema de precios que llegaba a tener 3 elementos, con el primero siendo el valor en libras seguido de su £, el segundo en chelines y el tercero, si era a lugar, en peniques. Posiblemente el más popularizado es el que porta el sombrero loco y su 10/6 que indica un precio de 10 chelines y 6 peniques que también se podía escribir como 10s 6 d.

- ¿Eso es todo, Amo del Calabozo? Para eso no necesitamos una habilidad de Moneda.

Je. Je. Je.

Con esos valores de referencia existían multitud de monedas de valores múltiplos y submúltiplos. Las variantes de oro eran raras, aunque existían monedas de 2 y de 5 soberanos, así como medias guineas (10 chelines y otra vez 6 peniques, claro). En plata se acuñaron monedas de 5 chelines llamadas coronas (que equivalían a un cuarto de libra), media corona (o dos chelines y medio o un octavo de libra), dos chelines (un tímido intento de decimalizar la libra) que se denominó florín y se usó poco así como también de dos florines (que equivalía a 4 chelines). Además también existían subdivisiones del chelín: el medio chelín también llamado de forma popular "sixpence" por su equivalencia a los seis peniques; un tercio de chelín llamado "fourpence" o "groat" (derivado de una moneda escocesa a su vez de valor similar) y el cuarto de chelín o "threepence".  Estas últimas se acuñaban en plata y en tamaños reducidos.

Como decía arriba, ahí tenemos una posible explicación de porqué Tolkien llama así a sus "silver pennies", puesto que había monedas de fracción de chelín, hechas en plata pero referenciadas como peniques en el uso común. Esto se repite en el Herrero de Wooton Major con expresa mención de la moneda de medio chelín denominada como seis peniques.  

Si pasamos a los cobres y los bronces entramos en el mundo de los peniques que se subdividían en medios y cuartos de penique o "farthing", aunque también hubo en colonias subdivisiones de los farthing a su vez. Para colmo algún rey más locuelo (y nazi) llegó a emitir monedas de bronce de 3 peniques que valían lo mismo que el cuarto de chelín de plata.

Oro Plata Cobre/Bronce
1 libra esterlina o soberano
4 coronas (8 medias coronas) o
10 florines o
20 chelines o
40 medios chelines (six pence) o
60 groats (cuatro peniques) o
80 three pence
240 peniques o
480 medios peniques o
960
farthings (cuartos de penique)
1 guinea 21 chelines (la madre que los parió)

Este caos de monedas era propio de un único país y sus colonias imperiales. Pero no era ni el único país que emitía monedas ni la única época en que se emitió. El sistema decimal tardó mucho en llegar y durante la mayor parte de la Edad Media se empleaban monedas de diferentes orígenes e incluso épocas coexistiendo. El valor del oro y la plata no se podían equiparar con una mera relación de 1 a 10, ni tampoco la plata y el cobre o bronce. Además las distintas densidades de estos metales determinan que las monedas no podían tener el mismo valor con tamaños similares, puesto que una moneda de oro de las mismas dimensiones pesaba casi el doble que una de plata y por tanto contenía el doble de metal precioso. Todo esto era bien sabido por los distintos gobernantes así como los usuarios de las monedas y determina una interesante y complicada trama de equivalencias monetarias. Espero que ahora entendáis porqué es necesario que tengamos una habilidad de Moneda y la situaciones variopintas que pueden determinar.

PS: A los romanos los veremos en próximas entregas, no te preocupes Alvarf el Gris.