miércoles, 24 de octubre de 2012

Lo mejor de Machete

He visto recientemente esta cinta. No me atrevo a llamarlo película, más bien es un videoclip de hardcore en el que se han saltado la excusa de la música, supongo.

Lo mejor de la cinta son estos fotogramas, así que para quien se quiera ahorrar verla los aporto:

Jessica Alba en la ducha:


Michelle Rodríguez en pie de guerra:
¿Eso es todo? Sí.

jueves, 18 de octubre de 2012

El Nombre del Viento

Conocí este libro a través de un compañero que estaba literalmente enganchado a su segunda parte, y inmediatamente me apunté la serie a mi larga lista de libros por leer. Definir el estilo de este libro es más complicado de lo que podría parecer, podríamos compararlo con cualquiera de las novelas del género actuales, y probablemente nos seguiría sorprendiendo su contenido; por ahí lo he visto comparado con Harry Potter pero la realidad es que aunque ambos son libros divertidos la literatura que despliega el señor Rothfuss es mucho más elaborada y el público objetivo de la misma es muy diferente.

El libro es en realidad una historia sobre contar historias, un entrelazado de leyendas e historias reales. Una pequeña alegoría de cómo a partir de una semilla de realidad el boca a boca es capaz de generar todo un imaginario colectivo. Todo esto visto desde los ojos de uno de los protagonistas de las historias que observa, entre divertido y triste, como las partes reales se diluyen en los mitos, como muchas veces las acciones importantes desaparecen en un mar de irrealidad.

Pero además el autor es capaz de internarnos en este mundo sin apenas esfuerzo, es capaz de desarrollar la trama de forma, a veces algo desordenada, pero siempre interesante y con la capacidad de tenerte siempre con ganas de volver a las páginas y tratar de descubrir como Kvothe es capaz de salir del siguiente lío.

Desde luego es un libro que os recomiendo y que espero que disfrutéis tanto como yo.

El Primer Emperador


La época imperial china se extiende del 221 a.C. al 1912. En estos casi dos milenios se suceden más de una docena de dinastías imperiales y períodos históricos claramente diferenciables. El primero de ellos, del año 221 al 206 a.C., es el conocido como de la Dinastía Qin, caracterizada por ser la primera dinastía imperial china, forjada por Qin Shi Huang y finalizada con el reinado de su segundo hijo, Qin Er Shi, quien sucumbió ante Liu Bang, primer emperador de la dinastía Han.

En el año 250 a.C., hacía el final del periodo de los Reinos Combatientes, accede al trono del reino de Qin el príncipe Zichu, viéndose favorecido por el apoyo de un rico mercader llamado Lü Buwei, quien se convirtió en primer ministro. Diez años después nació Zheng, el hijo del rey Zichu, según las malas lenguas de sus enemigos, hijo natural de Lü Buwei. A la muerte del monarca, en el 247 a.C., el primer ministro gobernó el país hasta que el joven príncipe llegó a la mayoría de edad, allá por el 238 a.C. El nuevo rey de Qin, que destacó por tener un carácter enérgico y decidido, tomó las riendas del poder ordenando la muerte de Lü Buwei y otros nobles que pudieran cuestionar su autoridad total. A continuación, planificó la conquista de toda China haciendo gala de una gran capacidad estratégica militar y diplomática.

El rey Zheng se alió con los estados chinos mas alejados mientras atacaba de forma directa a los más cercanos, aniquilándolos de forma separada con su superioridad militar. La buena dirección y organización de los ejércitos de Qin superó a todos sus adversarios, con un armamento estandarizado, una poderosa caballería, unidades de ballesteros, un buen sistema de transmisión de señales, un claro organigrama de mandos y fomentando el espíritu combativo de la tropa ofreciendo grandes beneficios. Como piezas de dominó todos los estados chinos fueron cayendo uno tras otro, Han, Zhao, Yan, Wei, Chu y Qi, hasta que el reino de Qin llegó a ocupar la mayor parte de la actual China. El rey de Qin movilizó más de seiscientos mil hombres en esta guerra de unificación demostrando una gran capacidad para sobreponerse a adversidades de todo tipo, desde hambrunas o terremotos a intentos de asesinato, y utilizando multitud de recursos desde batallas campales a asedios, pasando por sobornos y treguas. Los muertos se contaron por cientos de miles en combates que dejan a las batallas coetáneas occidentales de Trebia o Cannas en meras escaramuzas en cuanto al número de bajas.

En el 221 a.C. Zheng se proclamó emperador de Qin, pasándose a llamar Qin Shi Huang. Poco después creó el título de Shi Huangdi, el Primer Emperador, título por el cual lo ha conocido la historiografía. Huang significa augusto, grande o magnífico, de ahí que lo haya incluido en el listado de personajes conocidos como “grande”, a sugerencia de Qrol Pater.

Qin Shi Huang, ayudado por su primer ministro Li Si, acometió una monumental labor de reformas políticas y sociales que perduró más allá de su propio reinado e incluso que su propia dinastía. A nivel administrativo, creó una estructura de poder centralizada en su capital, Xianyáng, dividiendo el resto del territorio en prefecturas, algo que serviría de base a los futuros emperadores chinos para organizar el país. Cada prefectura estaba gobernada a la vez por tres gobernadores, uno civil, otro militar y otro en calidad de mediador, siendo los cargos ocupados de forma temporal, con lo que el emperador evitaba la acumulación de excesivo poder o influencia en estos gobernantes. El emperador abolió el feudalismo, impulsando dentro de las estructuras de poder una meritocracia que aseguraba el máximo esfuerzo y lealtad de los cargos públicos. A su vez, las casas nobles de los reinos conquistados trasladaron a decenas de miles rehenes a la capital, para asegurar su lealtad. Con estas y otras sabias medidas Qin Shi Huang consiguió, en el siglo segundo antes de Cristo, controlar el gobierno de unos vastos territorios que abarcaban millones de kilómetros cuadrados, donde vivían a su vez millones de personas.

El Primer Emperador no sólo se limitó a asegurar su control sobre todos sus dominios, sino que intentó que la unificación política se extendiera también a una unificación social y cultural, reglamentando numerosos aspectos de la vida cotidiana de sus súbditos e imponiendo la filosofía legalista como culto oficial, en detrimento del confucianismo. Unificó también el sistema fiscal y el judicial, estandarizó la moneda, los pesos y medidas, así como la escritura. Igualmente, impulsó la construcción de una extensa red de carreteras y canales para fortalecer el transporte interior.

En el ámbito exterior, Qin Shi Huang sometió a varios territorios limítrofes al sur de sus dominios, en la actual provincia de Cantón y en el norte de Vietnam. Por otro lado, en el norte expulsó a los nómadas xiongnu, provenientes de la actual Mongolia, y ordenó la construcción de la primera Gran Muralla.

Pero ni si quiera la magnificencia de esta primera muralla hizo sombra al Gran Mausoleo que el emperador ordenó construir en Xian, a lo largo de casi treinta y ocho años, y en el cual participaron más de setecientos mil obreros. El mausoleo tiene unos dos kilómetros cuadrados de extensión y el conjunto funerario que lo rodea alcanza los sesenta kilómetros cuadrados. En 1974 fue descubierto de forma fortuita, durante la realización de unas obras de regadío, y de momento esta impresionante construcción ya nos ha enseñado una de las obras de arte más impresionantes de la Humanidad, las siete mil figuras de los Guerreros de Terracota. Aún hoy en día apenas se ha desenterrado una parte de él, y la cámara funeraria y la tumba del emperador aún no han sido abiertas, por lo que aún guarda fabulosas sorpresas para varias generaciones de arqueólogos.

En el ocaso de su vida, Qin Shi Huang fue convirtiéndose en un megalómano obsesionado con su propia subsistencia. El fabuloso poder que llegó a ostentar, los intentos de asesinato que sufrió y su personalidad cada vez más paranoica lo llevaron a la búsqueda nada más y nada menos de la inmortalidad. Pero precisamente, en un viaje que realizó buscando unas legendarias islas de inmortales, lo alcanzó la muerte, probablemente envenado por sus propios médicos al tomar pócimas con mercurio para alargar su vida. Li Si consiguió ocultar el funesto hecho dos meses, hasta que la comitiva regresó a la capital y organizó, junto al poderoso Zhao Gao, el trasvase de poder a favor de Huhai, el segundo hijo del emperador, en detrimento de su primogénito, el cual fue forzado al suicidio. La purga alcanzó a otros nobles y militares y el segundo emperador de la dinastía Qin, que gobernó bajo el nombre de Qin Er Shi, lo hizo sometido a la tutela de Zhao Gao. Fue también el último emperador de la dinastía, la cual sucumbió en medio de sangrientas revueltas internas. 

El último Grande.


En el siglo XIX he encontrado el último monarca al que fue atribuido este título. A diferencia de otros reyes de los que hemos hablado, los cuales heredaron el título ostentándolo con mayor o menor acierto, el primer rey de Hawai se hizo con el mismo él solito, por la fuerza de las armas. Tras convertirse en soberano de la principal isla, Kamehameha El Grande fue conquistando y sometiendo el resto de islas del archipiélago de Hawái, hasta hacerse con el título de rey de todas ellas en 1810. Todo esto lo llevó a cabo reuniendo un nutrido ejército de miles de hombres, nunca antes visto en número tan grande en aquellas islas, dotado de armas de fuego y cobertura naval, por cortesía de Su Graciosa Majestad; no por gusto la Union Jack formaba parte de la bandera del Reino de Hawái. Su gobierno sirvió para occidentalizar y modernizar las islas, sentando las bases que asegurarían su independencia hasta la anexión norteamericana en 1898.

Con Kamehameha pongo punto y seguido a la larga serie de artículos sobre líderes históricos a los cuales se les ha asignado el calificativo de “el grande”. Desde Sargon I de Acad, del siglo XXIII a.C. hasta este monarca hawaiano hemos visto un resumen de la vida y reinado de más de sesenta personajes. El listado que he utilizado en ningún momento ha pretendido ser taxativo, si bien he intentado seguir un cierto orden cronológico, por lo que puede que vaya engrosándolo posteriormente con nuevos personajes. De hecho, el primero de estos anexos lo voy a colgar después de este artículo para hablaros del Primer Emperador.

Analizando los personajes que he encontrado con este apodo de “el grande” lo primero que me llama la atención es que la mayoría son de origen europeo, se ve que por aquí nos gusta más ese título. En la mayoría de las ocasiones fue otorgado por los coetáneos del monarca correspondiente ante la magnificencia de su reinado, de forma más o menos razonable, pero en otras claramente ha sido un título otorgado por personajes menores para darse autobombo en un exceso de ego. Muchos de estos reyes han sido para sus respectivas naciones verdaderos padres de la patria, encarnando el ideal de líder unificador o héroe nacional, como San Esteban de Hungría o Vitautas de Lituania. Igualmente, destaco que sólo he encontrado a una mujer Catalina II de Rusia.

Rasgo común a la mayoría de ellos ha sido verse inmersos en contiendas bélicas de calado, siendo alguno de ellos verdaderos genios militares, como Alejandro Magno o Federico II de Prusia, o simplemente siendo capaces de rodearse de hábiles generales que sustanciaron por ellos estos asuntos. Del mismo modo, suele ser habitual que su grandeza se desarrollara no sólo en la expansión o defensa de las fronteras nacionales, sino a nivel interno, con un significativo avance o desarrollo económico e incluso cultural del país. Sus respectivos legados, eso sí, difieren mucho de unos a otros. Alguno de estos líderes sentaros las bases de estados fuertes que facilitaron el reinado de sus afortunados descendientes, mientras que otros fueron sucedidos por verdaderos incompetentes o simplemente por personas con menor brillantez, quedando su legado como un efímero destello en la historia nacional correspondiente.

Lo que me queda claro es que el título de grande es común de numerosos reyes, tiranos y emperadores algunos de los cuales son claves para entender la historia mundial, pese a que muchos de sus reinados costaron miles, decenas de miles e incluso centenares de miles de muertos. Eso sí, por lo general fueron más muertos de los países vecinos que del propio, quizás por ahí les viniera también su grandeza.

Os copio, como curiosidad, el listado que he utilizado para hacer la serie de artículos:

- Sargón I de Acad. S. XXIII a.C.
- Yu el Grande. S. XXI a. C.
- Ciro II. S. VI a.C.
- Darío I. S. V. a.C.
- Alejandro Magno. S. IV a.C.
- Hannón. S. III a.C.
- Antíoco III. S. III a.C.
- Asoka. S. III a.C.
- Cneo Pompeyo Magno. S. I a.C.
- Tigranes II. S. I a.C.
- Mitrídates VI. S. I.a.C.
- Herodes I. S. I. a.C.
- Constantino I. S. IV.
- Sapor II. S. IV.
- Teodosio I. S. IV.
- Teodorico. S.V.
- Justiniano. S. VI.
- K'inich J'anaab Pakal. S. VII.
- Odón de Aquitania. S. VII.
- Guillermo I de Tolosa. S. VIII.
- Carlomagno. S. VIII.
- Rhodri de Gales. S. IX.
- Alano I de Bretaña. S. IX.
- Alfredo de Inglaterra. S.IX.
- Hugo el Grande. S. IX.
- Simeón de Bulgaria. S.IX.
- Basilio I. S. IX.
- Otón I de Alemania. S. X.
- Vladimiro de Kiev. S. X.
- Esteban I de Hungría. S. X.
- Guillermo V de Aquitania. S. X.
- Fernando I de León. S. XI.
- Sancho Garcés III de Pamplona. S. XI.
- Canuto. S. XI.
- Hugo I de Vermandois. S. XI.
- Ramón Berenguer III. S XII.
- Roberto I de Dreux. S. XII.
- Valdemar I de Dinamarca. S. XII.
- Llywelyn de Gales. S. XIII.
- Pedro III de Aragón. S. XIII.
- Roger Bernardo II de Foix. S. XIII.
- Casimiro III de Polonia. S. XIV.
- Vitautas de Lituania. S. XIV.
- Luis I de Hungría. S. XIV.
- Juan I de Portugal. S. XIV.
- Manuel I de Portugal. S. XV.
- Juan II de Aragón. S. XV.
- Askia Mohamed I, S. XV.
- Procopio. S. XV.
- Sejong de Corea. S. XV.
- Iván III. S. XV.
- Esteban III de Moldavia. S. XV.
- Sah ‘Abbās I. S. XVI.
- Akbar. S. XVI.
- Luis XIV. S. XVII. El Rey Sol.
- Felipe IV.s. XVII.
- Pedro I de Rusia. S. XVII.
- Gustavo Adolfo el Grande.  S XVII.
- Federico II de Prusia. S. XVIII.
- Catalina II de Rusia. S. XVIII.
- Kamehameha de Hawai. S. XVIII.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Abejas zombies

http://es.sott.net/article/16676-Abejas-zombies-se-propagan-por-EUA
La mosca Apocaphalus borealis por su nombre científicos, es un insecto nativo de los Estados Unidos. Las películas de zombies se equivocaron al prever una crisis de zombies en humanos. Son las abejas las que deben preocuparse por padecer la muerte viviente. El biólogo John Hafernik ha descubierto que las moscas Apocaphalus borealis han comenzado a usar a las abejas como huéspedes de sus huevos, convirtiéndolas en abejas zombies hasta su muerte. Esto sucede cuando la mosca hembra clava su aguijón en la abeja, inyectando los huevos que crecen y se alimentan de las entrañas del insecto volador. A la semana, las larvas emanan del cuerpo por entre el tórax y la cabeza. Normalmente las moscas atacaban a especies de abejorros y avispas, pero ahora han descubierto que usan a las abejas productoras de miel para alimentar a su descendencia. El biólogo descubrió que una vez que la abeja es atacada por la mosca, esta deambula sin control por largas distancias, tal cual un zombie, hasta que muere cuando los inquilinos voladores salen de su cuerpo.