sábado, 11 de septiembre de 2021

Armaduras II: CLASIFICACIÓN PARTE 1ª LOCALIZACIONES.

Las armaduras se componen de piezas defensivas sobre el cuerpo para protegerse de los ataques recibidos de forma pasiva. Según la LOCALIZACIÓN corporal (en 1D12) que protegen encontraremos:


Cabeza (1): CASCO. Una de las piezas de armadura más apreciada por los combatientes puesto que la cabeza es la localización más sensible. Esto hizo que su desarrollo y empleo superase en prioridad al de otras piezas de armadura. Hay distintos tipos según cuanta superficie cubren. Los cascos más cerrados ofrecen mayor protección pero dificultan la percepción. Esa protección se tendrá en cuenta a la hora de dificultar ataques que pretendan evitar la armadura o intentar localizaciones especiales como acertar a los ojos. A lo largo de los distintos periodos de la historia así como diferentes lugares se han empleado muchos tipos de cascos con diferentes nombres. Nosotros los clasificaremos en tres grados y asignaremos un nombre general que no tiene que ser del todo certero para cada grado pero nos ayudará para esta clasificación de algún modo.


Grado I. Cascos que solo cubren la parte superior del cráneo, desde encima de los ojos y dejan libres las orejas, los llamaremos CAPACETES. Su forma puede ser variada desde formas semi-ovoides a cónicas. En los materiales más ligeros algunos sombreros actúan como equivalente a un capacete ligero. Algunos, como el casco normando, presenta una protección nasal que protege los ojos de tajos horizontales y la nariz. El resto de estos cascos deja desprotegidos ojos, oídos, etc.


Grado II. Aquellos cascos que ofrecen distintas protecciones adicionales como carrilleras, viseras fijas, protecciones para la nuca, etc: tenemos la galea romana, la celada, la bacineta, el morrión, borgoñetas, barbutas medievales abiertas en diferentes grados (a imagen de los kranos corintios), etc. Por escoger un nombre el más representativo sería la GALEA típica romana. En general dificultan algo la visión y bastante más la audición. El portador puede ser obligado a realizar tiradas de percepción para no ser sorprendido en el fragor del combate, reaccionar a órdenes o avisos de sus compañeros, etc. Un tipo particular lo constituye el almófar, que es una capucha de cota de mallas sobre una cofia de tejido acolchado que en conjunto protegen toda la cabeza rodeando esta por completo salvo el óvalo de la cara e incluso en algunos casos disponía de una pieza adicional para cubrir la cara de forma que solo quedasen los ojos descubiertos y que ya entraría en la categoría siguiente. Si no se dice lo contrario, en este grado protegen orejas y nuca.


Grado III. Por último tenemos el YELMO que es el nombre que reservamos para un casco completamente cerrado con una rendija para ver y rejillas para respirar. Los “grandes yelmos” son cerrados y sin partes móviles, típicos de las cruzadas y de las órdenes monacales guerreras. Más adelante se desarrollaron los bacinetes, en los que sí había una visera móvil. El concepto de yelmo es más amplio y abarca a muchos cascos de la categoría anterior, pero lo utilizamos para diferenciar en esta clasificación. Las barbutas más cerradas se podrían considerar como yelmos con ranuras fijas. Ofrece la máxima protección, pero también la máxima dificultad a los sentidos e incluso ocasiona fatiga adicional (por asalto de combate con yelmo cerrado se aplica penalización en las tiradas de fatiga mantenida). La visión periférica está anulada y la audición muy impedida. Además de la capa externa incluyen un acolchado interior para proteger la cabeza, pero que también aísla más de sonidos externos. Los yelmos, al ser armazones cerrados, ofrecen una estructura compacta y más rígida, por lo que su resistencia a los ataques puede estar incrementada además de la mejora de superficie cubierta. En los yelmos también se empleaban capas más gruesas de metal que en otras partes del cuerpo (hasta varias veces más grueso).

En los yelmos se incluyen algunas piezas adicionales con nombre propio, como la babera o barbote para la protección de la boca, barbilla, y mandíbulas. Además tenía partes como podían ser la cimera (decoración situada en la zona superior), la ventalle que permitía una abertura lateral junto a la visera.


La categoría de casco influirá sobre todo a la hora de aplicar penalizaciones a las percepciones (incluido el equilibrio). Algún casco concreto podrá tener en su descripción alguna característica específica que cambie esta generalidad, pero usaremos como norma general lo siguiente:


Cat.

Nombre

Ver

Oír

Fatiga

Penalización para evitar cobertura

Extras

I

Capacete

0 a -1

0

0

0


II

Galea

-2 a -4

-4

0

+3 DA


III

Yelmo cerrado

-5 a -8

-6

+1/asalto

+5 DA o ++

+1 DT


Brazos (2 y 3). Algunas armaduras incluyen en su peto mangas unidas al mismo material, como pueden ser los gambesones, las brigantinas, los lorigones de malla, etc. En las armaduras pesadas los petos solían incluir protección para los hombros al menos, las hombreras, pero se considerará que corresponde a esa localización principal del torso que veremos más adelante. En otros casos son piezas independientes de material que llamamos en general BRAZALES aunque en los arneses completos se desarrollaron piezas con nombres específicos: hombreras (que pueden formar parte del peto), guardabrazos (protege el brazo propiamente), sobaqueras (resguardar la parte delantera y trasera de las axilas), codales (cubre el codo), brazales o avambrazo (protege el antebrazo), cangrejos (protegen la parte opuesta del codo o sangría del brazo) y después manoplas, lúas, guanteles, guanteletes, manteles o mandiletes, incluso con piezas móviles para cada dedo, que protegían las manos, y las muñecas.

Un tipo especial de armadura de brazo es la manica romana, que podía ser de placas de cuero endurecido o preferiblemente de metal y se usaba en el brazo armado (típica de ciertos gladiadores). El uso de esta pieza veremos que se extendió posteriormente entre los legionarios para enfrentar el falx dacio y tracio, como en su día las falcatas íberas obligaron a poner refuerzos de metal en los escudos de los legionarios.


Torso, que incluye tórax (4 a 6) y abdomen (7 y 8). Generalmente se emplea una misma pieza para estas localizaciones en conjunto, aunque pueda estar compuesta de varios elementos (peto o placa pectoral y placa espaldar, por ejemplo).

En el medievo los petos fueron adaptándose y acortándose para ganar movilidad, formando en la parte inferior de abdomen y caderas el volante o falda y la pancera para el vientre hecha de malla en el frontal y los guardarrenes posteriores en la región lumbar, la bragadura para proteger la entrepierna y la culera para los glúteos, también hechas de malla. En otros lugares se aplicaron a modo de faja en materiales flexibles, como el tare de las armaduras japonesas.

En la parte superior la gola cubría la delicada parte del cuello, mientras que el gorgal o gorguera reforzaba la parte alta del pecho, incluyendo la garganta y la espalda, llegando a sustituir a la gola. La cubrenuca servía para cubrir la zona que va del cuello a los hombros. Cuando estas piezas eran de malla de denominaban alpartaz.

Como decíamos arriba las armaduras del torso a veces también solían incluir algún tipo de protección para la zona de los hombros de impactos descendentes que atravesasen el torso de arriba a abajo, siendo este uno de los golpes más poderosos que se podía infligir al aprovechar la fuerza de la gravedad a favor del ataque. El desarrollo de la Lorica segmentata estuvo condicionado por los enfrentamientos de los ejércitos romanos con enemigos que disponían de armas de gran poder cortante que literalmente amputaban a los legionarios los brazos de un tajo y se atribuyen a las romphaias tracias. Otros le dan un origen en una armadura de gladiador (crupelarius, al uso galo forrado en hierro) y la dificultad para sofocar una rebelión de estos esclavos que tuvieron los romanos, obligados a usar hachas y zapapicos para acabar con los insurrectos. Posteriormente volvemos a encontrar hombreras medievales las cuales eran piezas específicas que tenían la función de proteger solo la parte que cubría por detrás los omóplatos, aunque en ocasiones se extendía esta pieza por la parte delantera sustituyendo a las bufas, que eran propiamente las piezas que protegían la zona de la clavícula.


Piernas (9 a 12). Algunas armaduras más largas incluyen integrada en su construcción las musleras o quijotes (9 y 10) como pueden ser los lorigones y algunas armaduras en formato de chaqueta larga o chaquetón como pueden ser algunas brigantinas pesadas, gambesones pesados, etc. Estas se denominaron también escarcelas y se anudaban a la falda, siendo los escarcelones mayores que estas y articulados hasta la rodilla, la cual tenía su propia pieza en la armadura completa llamada rodillera y podía tener unos abanicos laterales externos.


En la parte inferior que corresponde a la pierna (11 y 12) se utilizan GREBAS que pueden denominarse a veces espinilleras, y en para la parte posterior los grebones que cubrían las pantorrillas. Los escarpes o escarpines cubrían el empeine aunque a veces se usaban zapatos herrados para proteger los pies.


Por último existirían algunas piezas de armaduras que solo se pueden definir como accesorias. Serían placas sueltas, generalmente de materiales duros y preferiblemente metálicas, que se usaban atadas bien desnudo o sobre ropajes o bien sobre otras armaduras, que protegen órganos vitales como pueda ser el corazón y el centro del torso, etc. Se denomina cadiophylax. Estas piezas no protegían de todos los impactos aunque a cambio daban cierta libertad de movimiento y entorpecían menos que las corazas completas. Además son más simples de producir, requieren menos material y por tanto son más baratas de adquirir. En la Roma prerepublicana eran típicas en las primeras filas y se colocaban en el pecho sobre el corazón. En el Japón feudal algunos guerreros empleaban piezas de armadura parcial en forma de banda como el hachigane que en la cultura cinematográfica primero popularizó el personaje Kanbei de los Siete Samurais y después muchos mangas y animes bien conocidos. En el peto del arnés de torneo se colocaban también piezas especiales, como el ristre, un hierro en el pecho para afianzar la lanza, así como la tarja o tarjeta, un escudo sujeto a la zona superior izquierda del peto con el emblema heráldico del caballero.

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