jueves, 20 de septiembre de 2018

UN NUEVO COMIENZO.

Introducción de la campaña de la Luz para ESDLA.

ESCENARIO.

Finales de la Tercera Edad (T.E.), último siglo del tercer milenio.



Ubicación: restos del antiguo y desaparecido reino de Rhudaur, escisión de Arnor.
Se trata de un país accidentado y agreste ubicado en las estribaciones occidentales de las Montañas Nubladas, principalmente el bosque de los Trolls y a su alrededor zonas de llanuras y páramos despoblados salpicados de regiones de agrestes y algunas colinas ricas en cobre. Los nativos dunlendinos lo llaman la "tierra del rugiente oro rojo" en su dunael natal.





Hace pocos lustros del Feroz Invierno en el que se congeló el Baraduin y los Lobos Blancos invadieron todo Eriador desde el Norte incluyendo el territorio que nos ocupa, así como hace años también de las Grandes Inundaciones que devastaron las tierras del antiguo reino de Cardolan y llevaron a la ruina y decadencia progresiva a la ciudad sureña de Tharbad que se encuentra en su momento más declive.



Los restos de Arnor son presa del pillaje de orcos, lobos y trolls de forma habitual, siendo una tierra hostil y despiadada en la que los Hombres subsisten y malviven como pueden.




La Rhudaur del último siglo del tercer milenio de la Tercera Edad es un territorio asalvajado y casi desierto de población. Desde la caída de Angmar un milenio antes (1975T.E.), quedó pobremente deshabitado. Ya mucho antes los montañeses locales habían expulsado del trono a los Dúnedain con intrigas y violencia, siendo su realeza una mezcla de sangres mestizas y semillero de traiciones. Antaño existió un Consejo Regente de Rhudaur cuya función era de órgano meramente consultivo para el rey, con potestad para nombrar a este en momentos de problemas en la línea sucesoria. Su constitución fue en 861 TE para coronar al rey Aladrión y consumar la escisión de Arnor. Su lugar de reunión tradicional fue Cameth Brin según las canciones. Este Consejo se extinguió con la desaparición del reino.



Con el paso de los siglos la zona se ha despoblado salvo por granjas dispersas de dunlendinos dedicados al pastoreo y la caza en los bosques, junto con algunos otros pobladores de origen norteño que se conocen vulgarmente como eriadorianos. Persisten algunas aldeas en las que se pueden encontrar algunos mercaderes de paso y algunos artesanos. Las ruinas de las Torres Faro así como de cualquier otro bastión de antaño están deshabitadas salvo por espíritus condenados y maldiciones. Los últimos medianos Fuertes hace mucho que abandonaron estas tierras, si bien puede quedar alguna familia escondida. De los Dúnedain solo queda un legado de leyendas difusas que nadie se ocupa de desmentir o corroborar. Muchos son los que claman tener su sangre entre sus ancestros, aunque con un marcado orgullo de su mestizaje local.

En medio de ese declive y penuria se han producido de forma extraordinaria un ligero resurgir de algunos de esos clanes tribales de montañeses los cuales han prosperado lo suficiente para que sus líderes se conviertan en verdaderos señores cuasi-feudales. Inicialmente se produjeron disputas que solo ocasionaron más muerte y destrucción. Sin embargo se ha llegado a un estatus quo entre las facciones que han llevado al resurgimiento de la idea de la necesidad de un Consejo Regente o Elector como el de antaño. Como sus legendarios predecesores, sus egregios miembros electores pretenderán a su vez granjearse cierta influencia sobre el futuro nuevo rey del Norte.


Se dice que el legítimo Rey del Norte será aquel que encuentre las tres reliquias del Trono de Rhudaur, dispersas por su territorio largo tiempo ha. Este método, aunque supersticioso, tiene la gran ventaja de que ahorrará al resurgente pueblo de Rhudaur un baño sangriento y fratricida de disputa civil. 

No hay comentarios: