domingo, 27 de julio de 2025
FINAL DE AVENTURA SEGUNDA DEL WADI
I
Después de la batalla con el Rey Mago los aventureros se recomponen en el barranco. No pueden abandonar el lugar porque su compañero Arcturas sigue allí petrificado como una estatua, un busto parlante lentamente acallado por la extenuación que da a penas para mantener un hilo de aliento*. Nadie se atreve a despegarlo ni golpear la piedra por si pudieran empeorar la situación.
La destrucción del corrimiento de tierra obstruye el paso y al principio la nube de polvo no deja ver con claridad la magnitud del desastre. Toda una sección de varios metros de profundidad se han desmoronado de la pared de forma sucesiva dejando un socavón considerable.
Mientras vigilan por su compañero pasan algunas horas y en ese lapso pueden ver como la barrera hecha de extrañas espinas retornan al terreno paulatinamente en unos minutos y algo después el muro de tierra también queda desaparecido entre los detritos, rocas y cascajos del derrumbe.
Aquellos que sufrieron el Toque Petrificante del Cetro del Rey Mago notan un desentumecimiento progresivo en unos minutos y se recuperan de las mermas sufridas (restituye Agi e Ini, temporal).
Son momentos de calma tensa, inquietos por el paradero del Hechicero que se tragó la Tierra de forma misteriosa. Mientras esperan y tras asegurarse varias veces de que están solos, investigan las extrañas cadenas que les arrojó. Grabadas con extrañas runas en una escritura totalmente desconocida para ellos y tras indagar con usar objetos averiguan que están encantadas con una poderosa magia que parece proteger al portador que se envuelve con ellas contra algunos efectos de la magia esencial de la Tierra, siempre y cuando la piqueta en la que acaban esté clavada en el terreno a forma de toma de Tierra. Por lo demás funcionan como cadenas armadas anormalmente largas.
Tras un recodo encuentra otras tres cadenas en lo que parece un pequeño vivac escondido en la roca con una esterilla, restos de comida y bebida. En total 4 cadenas.
Narvi porta orgulloso lo que afirma que es un trofeo arrebatando en prenda al Rey Mago, una estola de un tejido verde muy suave al tacto y aparentemente lujoso. No aparenta dejar que nadie lo investigue como las cadenas alegando que se lo van a ensuciar con esas manos llenas de polvo y mugre.
Una vez pasadas las horas Arcturas vuelve a la normalidad, con unos primeros minutos de entumecimiento y finalmente aparente recuperación de todas las mermas temporales como sus compañeros afectados por el Toque.
Con esto el sol está casi en lo más alto y en el barranco empieza a hacer un calor asfixiante por lo que lo más sabio es regresar al amparo del oasis. Algunos aventureros están empecinados con encontrar al Rey Mago del que no hay ni rastro y otros están más preocupados por lamerse sus heridas.
II
En el Wadi encuentran a los nativos aterrorizados por el extraño estruendo que han oído. No obstante, ninguno se ha atrevido a salir a investigar más allá de la linde de su jungla. Una vez con ellos y tras tratar de reconfortar a las pobres gentes, se les contagia algo de su temor y regresan a la seguridad de los asentamientos. Los aventureros más insuflados por la venganza se percatan de que realmente también están maltrechos por sus heridas y los menos temerarios se preguntan si será buena idea dar caza o no al Rey Mago en ese estado. A última hora de la tarde y una vez repuestos comienzan a rastrear los alrededores, primero con cautela extrema y centrados en el escenario de la lucha. No obstante las pesquisas son infructuosas y decepcionantes por lo que deciden volver una vez más al Wadi. Allí siguen sus indagaciones con los nativos quienes aportan poco, siguen excitados y temerosos con lo sucedido.
Comienza una rutina de búsqueda y rastreo pero sin exponerse al terrible desierto, la salida Sur está limpia de sospecha y extienden sus investigaciones por las zonas que conocían del resto del Wadi. Sin pistas, regresan por sus pasos a los escenarios de su otra batalla. Allí descubren dos cosas: grandes zonas de terreno selvático marchito. Rastreando con más cuidado y minuciosidad hallan algo de la impedimenta abandonada de las tropas del Rey Mago que en su anterior rastreo apresurado en pos de cadáveres los días antes fuera por completo fútil.
En estas, se tropiezan con un soldado moribundo que ha intentado mantenerse oculto. Al principio les teme como a la muerte. Pero, estando impedido por sus heridas y al borde de fallecer poco puede hacer para huir de ellos. El trato inicial es muy difícil y los más temperamentales de los aventureros por poco lo ejecutan en algún momento aunque al final se impone la sensatez aprendida de errores cometidos en el pasado reciente.
Con cuidados y paciencia al final se ganan su confianza y a cambio les cuenta historias mientras mejora de sus heridas. Algunos aventureros quedan a su custodia y cuidado mientras otros siguen tratando de rastrear al Rey Mago hallando solo que además de Marchitar plantas en otras partes despejadas de vegetación se ha Agostado la Tierra quedando yerma. Estos terrenos los hayan mayormente en una sucesión que va desde el punto de recogida de tributos al primer campo de batalla y viceversa en un camino casi paralelo. Los aventureros tienen algunas provisiones y racionando consiguen aguantar unos días.
Quienes quedan con el prisionero por turnos consiguen comunicarse con él chapurreando en Oriental y algo de Oestron, con ayuda de El Loco del Wadi para averiguar con sus interrogatorios que se trata de un Dorwinadan**. Lentamente y entre delirios febriles les cuenta una mezcla de su vida y lo que quieren realmente saber.
En el Wadi regresa la calma poco a poco. Mientras los aventureros no les pidan comida, que por el momento no tienen, los lugareños van retomando paulatinamente la confianza. Esto abre de nuevo la colaboración por lo que los conocimientos y habilidades avanzadas de los aventureros mejoran un poco la situación. Aunque al principio el forrajeo se vuelve más complicado, el Wadi es un lugar fértil y empieza a ser posible cosechar de nuevo por lo que al final se consigue solucionar la cuestión de la comida. Esto facilita contrastar la información obtenida del prisionero con los wadieses.
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