sábado, 15 de enero de 2011

La singularidad y sci-fi

La verdad es que me ha costado horrores terminar esta entrada, tanto es así que habéis visto que se me han colado otros temas por delante de ella. Es realmente difícil escribir sobre un concepto que se ha tratado tanto a lo largo de la cultura de la ciencia-ficción.

Pero, ¿qué es la singularidad? Es un concepto heredado de las matemáticas, básicamente lo que viene a decir es que en ése punto no tenemos ni idea de cómo se comporta la función. Un claro ejemplo es la división por cero, que no está definida y lo único que podemos hacer es tratar de aproximar su valor.

Este concepto que en principio parece que sólo puede satisfacer a los matemáticos y torturar al resto de seres se ha extrapolado al concepto físico de la singularidad espacio-temporal la cual sinceramente no me siento ni remotamente capaz de explicar [Hay físicos entre nuestros colaboradores, así que les paso el testigo].

El caso que nos ocupa en esta entrada es la singularidad tecnológica. Lo que postula esta teoría es que llegará un momento en el que nuestra tecnología de la información estará tan desarrollada que trascenderemos de nuestros propios límites y no somos capaces de predecir lo que pasará a continuación. Como veis el concepto se parece casi demasiado al de singularidad matemática.

Como todos los conceptos abstractos es mucho mejor plantear algunos ejemplos para tratar comprenderlo, y qué mejor que unas cuantas interpretaciones de la ciencia ficción sobre el mismo:

Juegos de Guerra

En esta película un joven hacker accede por casualidad con su módem al ordenador que controla los misiles norteamericanos, uno novedoso sistema con el gran fallo de seguridad de tenerlo conectado a un teléfono de la red pública. El hecho es que el chaval se pone a jugar al juego y el ordenador piensa que se trata de la realidad, lo cual lleva a una crisis nuclear de las que uno piensa que no se va a salir con vida. Finalmente a través del simple juego del tres en raya consiguen convencer a la máquina de que no debe desencadenar el infierno nuclear ya que es imposible ganar. La película sigue estando bastante bien, a pesar de que el entorno histórico de la guerra fría ya ha desaparecido, este es un ordenador simpático que sólo trata de hacer su trabajo y que finalmente decide no acabar con la raza humana. Todo lo contrario que nuestro siguiente invitado.

Terminator

Al año siguiente apareció en nuestros cines la que tal vez es película pre-post-apocalíptica en la que se define una singularidad más catastrófica. En este caso a computadora [Skynet, que por el nombre sugiere que no se trata de una sola máquina, si no de una red de super-ordenadores, muy en consonancia con ARPANET] se le confía el mando de los misiles termonucleares norteamericanos, creyendo que sería un sistema más seguro que el tradicional humano con dos llaves. Lo que no podrían imaginar los diseñadores del sistema es que la máquina tomaría conciencia de sí misma y decidiría eliminar a los molestos humanos con las armas que tenía a su disposición.

Yo, Robot

Para este ejemplo me váis a permitir que me aleje de los ejemplos cinematográficos y me adentre en los literarios, básicamente debido a que la película deja mucho que desear para los que esperábamos algo que remotamente se pareciese al relato original de Asimov. En estas historias la misándropa [perdonadme si la palabreja no es totalmente correcta] y brillante robopsicóloga Susan Calvin tiene que enfrentarse a una serie de robots 'estropeados' en los que se aplican las famosas tres leyes de la robótica. En casi todos los capítulos los robots, enfrentados a situaciones límite, actúan conforme a su programación; pero en alguno la buena de Susan tiene que eliminar a algún especimen 'singular'.

El cortador de césped

Si os habéis fijado hasta ahora todas las singularidades expuestas han sido máquinas que 'despiertan' de su programación y toman conciencia de si mismas, unas con más odio hacia los humanos que otras. El caso de esta película explora la opción opuesta: ¿qué posibilidades habría de que transfiriésemos nuestra conciencia a una máquina? ¿Qué nivel de desarrollo alcanzaríamos si pudiésemos tener directamente conectados a nuestra mente todos los servicios de información que existen actualmente? La película es más que recomendable y siempre les agradeceré a Wirself y Ulric que me la 'presentaran'. Esta película además explora un campo muy querido en este blog: el impacto de las nuevas tecnologías en la educación.

The Big Bang Theory

Como podéis imaginar no he podido resistirme a incluir el ejemplo de singularidad práctica que más me ha gustado últimamente, en este pequeño vídeo vemos como la genialidad nuestro amigo Sheldon Cooper consigue idear un verdadero workarround para experimentar la singularidad sin llegar a conseguirla.

Como veis hay para todos los gustos, desde máquinas dispuestas a borrar a la raza humana de la tierra hasta personas que 'promocionan' a un estado superior de conciencia. Ahora os dejo a vosotros las aportaciones, ¿qué ejemplos de singularidad os han gustado más dentro de vuestra cultura friki?

3 comentarios:

uno de tantos dijo...

TBBT en castellano es una aberración sonora antifriki, por cierto

pcbcarp dijo...

Mola este blog, sí señor. Estoy descubriendo últimamente que en ocasiones puedo hacerme pasar por friki.

uno de tantos dijo...

Bienvenido pcbcarp. Si es por frikismo, aquí hay para hartarse...