jueves, 24 de febrero de 2011

Llywelyn Fawr.

Cuando hablamos de los grandes del siglo IX analizamos la figura de Rhodri de Gales, quien mediante alianzas familiares unificó la mayoría de territorios galeses bajo su mando, enfrentándose para ello a otros príncipes galeses, a los vikingos daneses y a los pérfidos ingleses. Los ingleses siempre son pérfidos.

En el siglo XIII encontramos al segundo personaje histórico galés que obtuvo ese seudónimo de “el Grande”, Llywelyn II de Gwynedd, un descendiente del linaje de Rhodri. Llywelyn tuvo que ser un tipo especialmente duro ya que pasó toda su larga vida guerreando y, a pesar de ello, murió de viejo. Su acceso al poder se inicia venciendo por las armas a dos de sus tíos en una guerra civil en Gwynedd. Después de esto, su azarosa vida es un continuo batallar por territorio galés y la frontera inglesa, con sucesión de victorias y derrotas, alianzas y traiciones, difícil de resumir y de la que yo sólo voy a destacar los acontecimientos más interesantes.

En sus primeros años de gobierno, el joven Llywelyn se hace con el control de algunos territorios limítrofes y, prudentemente, rinde vasallaje al rey inglés Juan I, llamado Sin Tierra. Este monarca inglés es conocido, entre otras cosas, por ser el hermano torpe de Ricardo Corazón de León que se tragó doblada la Carta Magna, la cual le impusieron los nobles ingleses en 1215.

La alianza con el monarca inglés se rubrica con la boda de Llywelyn con una hija ilegítima de éste. El príncipe galés aprovecha la disputa del señor de Powys con el rey Juan para anexionarse la mayor parte de este principado, y a cambio apoya a los ingleses en su guerra contra Escocia. Sin embargo, esta fructífera colaboración se resquebraja por el apoyo prestado por Llywelyn a William de Braose, un poderoso noble inglés defenestrado por Juan, cuyo enfrentamiento directo se extendió a territorio irlandés y galés. Juan Sin Tierra se alió con la mayoría de los otros príncipes galeses para invadir los dominios de Llywelyn, quien tuvo que soportar unas duras condiciones de rendición, aunque probablemente lo que más trabajo le costó sobrellevar fueron los enormes cuernos que William le puso con su esposa, antes que lo mandara ahorcar.

La desastrosa política interior y exterior de Juan Sin Tierra permite a Llywelyn rehacerse y aprovechar el enfrentamiento del rey inglés con el papa, el rey francés, el rey escocés y la nobleza inglesa, para recuperar parte de sus dominios aliándose con príncipes galeses otrora enemigos. De este modo, el desmoronamiento del gobierno de Juan es aprovechado por Llywelyn para convertirse en líder de los principales señores galeses, con quien firma alianzas y a quienes impone vasallaje, saqueando incluso parte del territorio inglés.
A la muerte del rey Juan I, es sucedido en el trono por su hijo Enrique III, quien firma con Llywelyn un tratado de paz estable y fortalece las marcas fronterizas con Gales. Asentado en el poder, Llywelyn el Grande, consolida su posición entre los altos nobles galeses y se enfrenta con los señores de las marcas inglesas, con quien mantiene disputas constantes sin que el débil Enrique consiga doblegar su autoridad e influencia sobre territorio galés.

Antes de su muerte, en 1240, el ya anciano Llywelyn sufre una parálisis parcial, lo cual no le impide atar su sucesión a favor de su hijo legítimo Dafydd, casado con una hija de William de Braose, en detrimento de su hijo mayor Gruffydd, ilegítimo, pero que por la ley galesa debía haber sido el heredero, pues los hijos naturales reconocidos tenían los mismos derechos que el resto. Dafydd, con una posición menos sólida que su padre, se vio obligado a firmar un acuerdo con Enrique III de Inglaterra, entregando incluso a su hermanastro como rehén. En pocos años, sin embargo, fallecen los dos hermanos, haciéndolo Dafydd sin descendencia y sucediéndolo Llywelyn “el Último Rey”, hijo de Gruffydd, el cual tuvo la mala suerte de coincidir históricamente con el hijo de Enrique III, Eduardo I Longshanks, por fin un descendiente digno de Ricardo Corazón de León con la misma o peor mala leche que aquél.

2 comentarios:

Joe Peres dijo...

Otro tío duro, está claro que la descendecia no fue capaz de igualarlo pero es que tiene que ser difícil tener un padre así ;). Por cierto me ha recordado vagamente a las intrigas de 'Juego de Tronos'.

uno de tantos dijo...

Es que Martin es un "experto" (leáse friki) en historia medieval inglesa, aparte de guionista de culebrones. De todos modos ya nos ilustró Alvarf con un postio anterior que sobre todo se basa en la guerra de las dos rosas.