martes, 11 de mayo de 2010

Apocalipsis así fue II: destapados


Ese "incidente" en Roswell supuso un traspié en la estratagema invasora. Si bien ya hubo un episodio aún más alarmante en Tunguska, el nivel tecnológico humano de entonces no era suficiente para comprenderlo. La infiltración que supuestamente debía pasar inadvertida centró el foco de atención de algunos gobiernos a partir de Roswell.

Y para sorpresa de los alienígenas, no principalmente como la amenaza que suponía. En vez de preocuparse por el peligro que la presencia alienígena constituía, los gobiernos terrestres se afanaron en ganarlos como aliados para dominar al resto de la humanidad. Solo unos pocos se mostraron claramente suspicaces ante el contacto, aunque sus reticencias cedieron tarde o temprano por la contaminación de los "colaboracionistas".

La situación entorpeció aún más el desarrollo de las actividades encubiertas alienígenas que ahora se debían ufanar en dar una falsa imagen inofensiva y benevolente mientras mantenían sus siniestras operaciones en secreto.

Para ello tuvieron que contenerse en sus prácticas habituales. Las abducciones fueron disminuyendo y el programa de hibridación sufrió retrasos por la carencia de materia prima que esto ocasinó. Se intentó compensar mediante técnicas de clonación para producir un reservorio de humanos cultivados que servirían de hospedaje para albergar a la serie completa de colonos híbridos, pero los resultados fueron decepcionantes. Solo los humanos "silvestres" aportaban lo necesario ya que los clones presentaban defectos genéticos incompatibles con la implantación del agente de hibridación. La delicada y exigente genética humana se convirtió en un obstáculo. Mientras los costes de producción de clones se hicieron insostenibles para la flota que se mantenía privada del acceso a los recursos biológicos que necesitaba.

Todo esto añadió un nuevo retraso a la planificación inicial, aplazando las fechas de invasión aún más. A cambio, en ese tiempo los invasores aprendieron que la competitividad y avidez humana por superar a su semejante vecino era un excelente punto de apoyo para la palanca de su complot. Las imperfectas técnicas de clonación adaptadas a los humanos serían más adelante regaladas a los terráqueos, con gran alegría por parte de estos e incluso formación de cultos de adoración como los Raelianos, claro ejemplo de una de las muchas maniobras de contrapropaganda alienígena.



La vía diplomática se convertiría a partir de entonces en la mejor opción para una raza de conquistadores galácticos acostumbrados a sojuzgar a sus presas planetarias mediante la selección minuciosa de los sistemas víctima, un balance de riesgos adecuado y un ataque inicial masivo y contundente. La impredicibilidad humana estaba acarreando demasiados contratiempos en la planificación alienígena.

2 comentarios:

Alvarf el Gris dijo...

¡Malditos!

Joe Peres dijo...

¡Acabaremos con ellos! ¡Vivan los Recon!