Las máquinas de Turing son una especie de 'ordenadores formales' capaces de realizar cualquier cómputo que un ordenador real pueda hacer. Evidentemente las máquinas de Turing tienen el problema de la legibilidad pero lo importante es lo que demuestran, no lo que son capaces de hacer. Y por supuesto el esfuerzo de definir máquinas de Turing para solventar problemas estructura la mente más que cualquier otro ejercicio.
El hecho es que yo no llegué a conocer este instrumento, ni su representación como máquina de estados, hasta que llegué a la universidad y, aunque admito que puede ser una opinión sesgada, la verdad es que me sorprende que a nadie se le haya ocurrido incluir este tipo de formación en las materias que se imparten en la escuela. Como concepto literalmente revolucionó el pensamiento humano, ¿es posible que sea demasiado friki? ¿o demasiado peligroso?
Nuestro amigo Alan también parió otras ideas como el Test de Turing, del cual hablaremos en una futura entrada.
Curiosamente Turing es uno de esos genios semitapados que sólo conocen las personas que se dedican a las ramas en las que más exito tuvieron sus ideas pero es, sin dudarlo, una de las mentes que más impacto ha tenido en el desarrollo de la sociedad de la información.
Volviendo al libro me encanta la alegoría que hace Stephenson de este detalle. El conde de Turing fue eliminado por su propia obra, pero es esta la que hizo que su nombre perdurara en el tiempo. Y las herramientas que ideó son las que permiten a la protagonista finalizar con éxito todos los retos a los que se enfrenta en el libro.
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