viernes, 8 de octubre de 2010

Fluctuat nec mergitur

Cuando se inician las invasiones vikingas por Europa Occidental no sólo pillan rasca las Islas Británicas, también se lleva una buen repaso la costa franca. Allí, durante el siglo IX, surgen nuevos grandes personajes.

De forma similar a Rhodri de Gales, beneficiándose de herencias familiares, Alano I de Bretaña se convirtió en el primer gobernante en unificar la Bretaña francesa. Sufrió numerosos ataques vikingos en sus costas, de los que consiguió defenderse, y en lo que pudo extendió sus dominios hacia el este hasta lindar con territorio franco, donde hallaremos un nuevo personaje a destacar.

Mientras Alfredo de Wessex doblega a los daneses y se hace con el control de Londres, un enorme ejército vikingo remonta el Sena y asedia Paris. Tras dos años de lucha (885-886) los francos, liderados por el conde Eudes y su hermano Roberto, consiguen defender la ciudad y expulsar a los hombres del norte. El conde se convierte en un héroe nacional y sus herederos se beneficiarán de dicha fama. El espíritu de resistencia de los parisinos quedaría reflejado en su escudo donde se muestra el lema “Fluctuat nec mergitur”, algo así como “navega sin que nunca te hundan”.

A la muerte de Eudes lo sucede su hermano Roberto, quien a su vez es sucedido por su hijo, el cual será conocido como Hugo el Grande. A finales del siglo noveno y comienzos del décimo, el poder de los condes de París rivaliza con el de los mismos reyes de Francia, herederos de Carlomagno, cada vez más debilitados. En el año 911, el rey Carlos el Simple firma un tratado con el jarl vikingo Hrolf Ganger, mediante el cual cede a éste Normandía a cambio de que proteja del ataque de otros vikingos el norte de Francia. Conocido como Rollon el Caminante, este importante líder vikingo pasó de asediar la ciudad de París a ser el protector de la desembocadura del Sena. Surge Normandía y con ella la historia de Inglaterra y Francia tomará un nuevo curso, un descendiente de Rollon, Guillermo el Conquistador, se encargará de ello.

Hugo afianza el poder de su familia desde París, socavando el poder de los herederos de Carlos el Simple y ampliando sus dominios por Borgoña y el norte de Francia, al igual que comienzan a hacer los normandos. Refuerza su situación casándose con la hermana de Otón I, también llamado Otón el Grande, por lo que tendremos que hablar del cuñado de Hugo en otro artículo.

El hijo de Hugo el Grande, Hugo Capeto, será nombrado rey de Francia poniendo fin al gobierno de los decrépitos carolingios en Francia e iniciándose una nueva dinastía que reinará en Francia hasta los Valois, dejándonos a reyes tan importantes como Felipe Augusto, San Luis o Felipe el Hermoso.



¿Acaso los vikingos no tuvieron ningún grande? Sí, los tuvieron pero tendremos que esperar unos años para verlos, se ve que les dio por usar este calificativo cuando estaban algo más occidentalizados. Antes terminaremos de ver a los grandes del siglo IX viajando a Bulgaria.

1 comentario:

uno de tantos dijo...

Hace falta una partida de vikingos YA