domingo, 12 de agosto de 2012

Expediente X (X Files)

Este era un post obligado.
Recientemente, y por fin, hemos acabado la 9ª temporada de Expediente X.

Desde que echaron esta serie en TeleciRco era una de mis series pendientes de ver completa. Fue la primera serie a la que me enganché en mi vida y tenía la espinita clavada de no haberla visto completa. En parte porque quería verla y en parte porque pensaba que viendo todas las temporadas encontraría sentido a toda la trama tan truculenta.

Lo primero, verla completa, estaba motivado entre otras razones a que la cadena privada ha maltratado siempre a sus tele-espectadores. Las distintas temporadas se fueron sucediendo hasta cierto momento pero creo que no llegaron a emitirla completa. Además, quienes programaban la parrilla de emisión de esa cadena tenían un componente sádico muy marcado y de forma indiscriminada repetían episodios en orden aleatorio. También tuvieron distintos días de emisión, recuerdo que un tiempo fue la noche de los jueves y otro la de los domingos. Por entonces, siendo un adolescente, tenía poco poder sobre el control remoto del televisor en casa y a penas conseguía ver los episodios del tirón. La repetición de episodios nunca me ayudó mucho para conseguir convencer a mi familia de ver la serie ("este ya lo han puesto -pero yo no lo he visto -pero ya lo han puesto").

La segunda parte, desde ya, digo que fue un error por mi parte pensar que se solucionaría algo. Las infinitas tramas y conspiraciones, tras 9 temporadas, quedan cogidas con alfileres, sin atar, con más flecos que una chaqueta de cantante country y con un mal regusto de final precipitado.

Pero no nos centremos en lo malo de esta serie sino en las partes geniales de esta serie que la convierten en una producción de culto.

Para empezar, hay que señalar la característica más importante, tanto para bien como para mal, de la serie. El equipo de guionistas no trabajaba como equipo aparentemente, sino que cada episodio era encargado a un guionista o pequeño grupo de ellos. Esto da un peculiar cambio constante en el tono de los episodios. No se trata ya que de una temporada a otra pueda cambiar radicalmente, es que en episodios de una misma temporada da giros completamente insospechables en lo que es el propio enfoque de la serie. De forma intencionada o no, con esto se consigue algo fundamental de esta serie y es que nunca, nunca, nunca sabes que te vas a encontrar en un episodio (salvo los que son continuación de uno previo que queda inacabado). Pueden llevar varios episodios tratando la meta-trama o trama principal de la conspiración del gobierno y los alienígenas y justo después entremeten cualquier episodio suelto de un misterio aislado o un caso friki.

Esto, además de generar un cambio de ritmo, tiene un efecto de expectación y sorpresa constante. Eso, en una serie de 9 temporadas, es todo un logro y está perfectamente acorde con la temática general de la serie: el misterio. Aunque sea con esta trampilla maliciosa, consiguen mantener el misterio casi hasta la novena temporada.


Dependiendo de ese factor nos encontraremos episodios que son auténticas obras maestras de la televisión frente a episodios que son completa morralla impresentable.

Otro de los recursos habituales de la serie eran los finales abiertos, dejando el misterio en el aire. Tras 45 minutos de suspense e investigación, con los esforzados protagonistas de aquí para allá, puteados, a veces cubiertos de suciedad o incluso vapuleados, generalmente tratados como majaras (especialmente Fox Mulder, aunque ya al final Dana Scully también lleva su dosis de bochorno) y en general bastante maltratados, resulta que el misterio queda o sin resolver o sin tener una solución completa. En un par de ocasiones esto da pie para que en siguientes temporadas se retome algún misterio aislado y en la mayoría de los casos quede simplemente en el aire. Es la marca de la casa.

Si saco rato para hacer una segunda entrada, tal vez me explaye con los personajes que ahora se llevarían demasiado tiempo y espacio. Solo decir que aquí los guionistas recurren a un clásico de los recursos televisivos: la tensión sexual sin resolver entre los dos protagonistas. O algo parecido. No entro en más detalles para ahorrar spoilers.

Pero ya es momento de que ensalce la mayor virtud de esta serie a mi juicio. La temática en sí de toda la serie, el misterio, lo oculto, lo paranormal. En la época en que se emitió esta serie el segmento friki que esta serie transita era muy arriesgado para ofrecer al público general. Hoy vemos con total normalidad que Game Of Thrones se emita por HBO, pero antaño este tipo de series eran minoritarias y ahí la FOX le echó narices. Su gran acierto en mi opinión fue dotar a la serie de un carácter de seriedad. El contexto del FBI, las intrigas gubernamentales, etc, así como la realización de la serie que escapa del formato serie B que podía tener en aquella época una producción para frikis, convierten a la serie en un regalo para los frikis. El producto de entretenimiento resultante es un producto de calidad en términos generales, pensado para todos los públicos. Sin duda algunos capítulos son para correr a todo el equipo a gorrazos y que no toquen una máquina de escribir un guión ni una cámara en su vida, pero otros capítulos compensan con creces a esas cagadas y el conjunto es mucho más que la suma de sus partes.

Otro de sus mejores aciertos, o al menos, uno de mis momentos favoritos de la serie, era la ubicación inicial. El momento en el que una toma de un paraje, generalmente de noche para darle más suspense, se acompañaba del letrero y la voz en off con la localización en la localidad X del estado de Y de los EEUU. Eso, teniendo en cuenta que gran parte de la serie se rodó por completo en Canadá, claro. Después, a lo largo del episodio, las supuestas localizaciones iban cambiando y el cartel y la seria voz en off se repite. Ese ejercicio de hacernos viajar de forma imaginaria por toda la geografía norteamericana, ese sabor de road movie y no parar nunca quietos. Una especie de repaso del costumbrismo de la american way of life, tan pintoresco, tan noventero... (repasaré esto más adelante). En algunos momentos es simplemente delicioso. Tampoco quedan a la zaga los parajes naturales referidos que, aunque falsos (pues en una mayoría de casos son bosques canadienses), son escogidos con gran talento para crear una atmósfera de misterio siguiendo las mejores tradiciones de los escritores del género.

Pero volviendo al frikismo. En mi opinión uno de los ingredientes que elevan esta serie es el componente friki de pretensiones serias. Aquí volvemos al personaje protagonista principal, que sin duda durante una buena parte de la serie, es Mulder. No quiero entrar en el personaje en sí para dejar la puerta abierta a otra entrega como he dicho, pero sí que quiero centrarme en que el personaje es un frikazo del recopón. Es un bicho raro por diversas razones (debidamente explicado por la meta-trama) y dispone de un amplio bagaje en temas frikis: alienígenas, fenómenos paranormales, mitos y leyendas, etc. Su formación académica como brillante psicólogo es siempre dejada a un lado y en todo caso se instrumentaliza, pero es una faceta accesoria. Mulder es un erudito con aspecto de mojabragas, pero que se comporta como una rata de biblioteca y hace gala de conocimientos rarito y repelente. Esto nos permite que gracias a sus conocimientos arcanos nos enteremos de qué van los misterios, es nuestro guía en el viaje iniciático de cada capítulo. Casi siempre tiene o el conocimiento necesario o una intuición marcada por estos conocimientos que sin embargo pueden llevar a la resolución del misterio o no.




Porque esta es otra característica de la serie. Los protagonistas no son omnipotentes ni salen siempre victoriosos. Se equivocan y esa falabilidad tan humana los hace más cercanos. En ocasiones el experto es precisamente quien menos acierta. Otras es ninguneado. Otras simplemente deja que los demás se equivoquen. En fin, que en ese sentido la serie es bastante pródiga de resultados.

A partir de cierto punto también es destacable la presencia de episodios sueltos de tipo experimental. Episodios que toman perspectivas distintas. Incluso uno en sentido musical, otro imitando un reality,  muchos en los que se ríen de ellos mismos y se autoparodian, etc. Están en la cresta de su éxito y se permiten todo tipo de extravagancias, algunas más acertadas que otras. Nuevamente, el factor de la rica variedad de los guionistas deja su impronta. El sentido del humor empieza a tomar más protagonismo no como un elemento secundario sino como fundamento para algunos capítulos enteros.

Otro gran aliciente para mi estos últimos meses ha sido el ejercicio constante de "revival noventero constante". Casi un ejercicio de arqueología de proximidad. Es fascinante ver como retrata la vida en aquella década en los EEUU y ver como ha cambiado en estos años el retrato de ese mismo país que nos describen ahora en las películas y series. Un ejercicio interesantísimo y repleto de nostalgia muy recomendable.

Y ya cuando empiezan a acercarse a las temporadas finales empezamos a encontrarnos los grandes errores. Por motivos que no voy a entrar a analizar parece que el chicle se les empezó a quedar insulso y empezaron a estirarlo. La meta-trama no terminaba de resolverse satisfactoriamente. Es posible que porque la propia proyección de una invasión alienígena no era realizable para los medios propios de una modesta serie de televisión. Es posible que les pasase como luego pasó al equipo de Lost, que se embarcaron en una intriga demasiado grande y prometedora y por encima de su capacidad de resolución. El caso es que a partir de la séptima temporada algunos episodios de la meta-trama empiezan a flojear. En la octava pierden los papeles y se les va la pinza. La novena es prácticamente influmable. Arrojan algo de luz a algunos de las grandes incógnitas de la serie, pero es una luz débil, parpadeante, acuosa y poco satisfactoria.

En estas últimas temporadas siguen entremetiendo algunos episodios de misterios aislados interesantes, pero que cada vez son menos atrayentes sobre todo cuando los personajes principales cambian. Lo que anteriormente se tragaba por la familiaridad con los protagonistas, pierde el encanto cuando cambian estos. Especialmente la última temporada que en su mayor parte es bastante infumable. Es cierto que intentan cerrar algunos cabos sueltos, pero son cierres en falso en algunos casos. Hasta el punto de que en la recta final hay un episodio dirigido y escrito por un amateur (Duchovny) sin pies ni cabeza. El episodio final de la serie es un episodio doble que en cierto modo hace una pequeña recopilación de lo que ha sido toda la serie con pequeños flashback, sin abusar, que permite reordenar toda la trama principal o meta-trama de la conspiración alienígena - gubernamental. En cierto modo se puede ver incluso como un resumen para quien quiera enterarse de qué va la serie, pero que solo cobra verdadero sentido para alguien que la haya visto entera, pues cada pequeña toma sobre un capítulo hace recordar ese capítulo concreto. Aunque el episodio en sí está al nivel guionístico de esa última temporada, al menos este resumen hace que merezca la pena.

Para acabar quiero recalcar algo que menciono arriba que a mi juicio es de los mejores aciertos de la serie. El tratamiento que dan a los misterios, la postura de Mulder, el tomar algunos datos científicos o legendarios y darle una forma de historieta en la modernidad, ... es el mayor encanto de esta serie, sus episodios cortos, las tramas aisladas. Frente a esto se articula el esqueleto de una meta-trama muy ambiciosa y que se presenta como muy prometedora al principio de la serie, y que es lo que incita a seguirla. Para conocer la verdad que está ahí fuera. Mientras, disfrutamos de todos esos pequeños episodios, mejores, regulares y peores, que son la verdadera aportación de Expediente X a la cultura popular contemporánea.

Es indiscutible la grandeza alcanzada por una serie que, en torno a una temática minoritaria, consigue alcanzar las 9 temporadas, generar dos películas para cine y una serie paralela (protagonizada por los tiradores solitarios, de una sola temporada), encumbrar a su protagonista que carece de todo talento interpretativo hasta el punto de conseguir otra serie (Californication) y convertirse en un referente para muchas otras series que vinieron después (Supernatural, Fringe, etc) amén de guiños (Bones) e incluso cuasi-cameos (Los Simpsons) en otras muchas. Sin mencionar sus legiones de fans.


Huelga decir que toda la campaña de post-apocalipsis tiene una honda deuda con esta serie en la que se inspira en múltiples aspectos, tanto estéticos como argumentales. Tampoco se apega a todos los elementos, porque en algunos me aparto completamente porque suponen planteamientos que no me convencen. En todo caso, tengo una deuda con la serie que trato de honrar con este post y una recomendación: ¡merece la pena ver esta serie (casi) completa!


1 comentario:

Joe Peres dijo...

Buenísima entrada, yo intenté recopilar todas las temporadas completas pero la verdad es que me volví loco y acabé desechando la idea, pero sí que me gustaría volver a visionar algunos capítulos brutales.

Recuedo que a mitad de la serie los guiños a sus seguidores frikis eran casi constantes. Sólo pondré un ejemplo, hay un momento en el que están interrogando a un testigo y le preguntan si no pasó miedo, el tipo contesta:

"No tengo miedo a la muerte, llevo jugando a Dungeons&Dragons desde los 12 años"