Si en la anterior tanda de postios sobre armas blancas destacábamos las virtudes frikis del hacha, en esta nos encontramos con el arma más representativa, hasta el punto de que un subgénero de fantasía heróica es la de "espadas y brujería" -swords & sorcery- entre otras modalidades.
La espada es un icono en sí misma, con distintas simbologías a lo largo de la historia. Como veremos en su evolución histórica, la espada ha experimentado una progresión que está ligada a los avances tecnológicos en el trabajo del metal. Esto las ha convertido con frecuencia en un signo distintivo, un símbolo diferencial ligado a cierto estatus y poder. Un hacha es un arma basta de producción más simple, frente a la espada, arma empleada por los miembros destacados de la sociedad que se la pueden permitir. La accesibilidad a este arma refleja en su posesión algo más que el poder bélico del portador, como en el hacha. El portador de una espada denota mayor capacidad económica.
Esto ha llevado a la espada a estar relacionada con las castas dominantes de cada lugar y época. Es inherente el simbolismo violento, tanto en cuanto es un arma. Pero no un arma cualquiera, sino un arma que conlleva un respaldo social, una base económica que permite su producción y posesión. Es un arma más institucional que una burda hacha o más glamurosa que una sencilla lanza. Otros simbolismos asociados durante la historia a la espada han sido la justicia, la razón, la caballerosidad o la masculinidad. Encontraremos espadas en los ámbitos a ellos relacionados. Como también encontraremos que la espada sirve de base para otras expresiones. Los caballeros cristianos portaban en su espada su cruz, siendo los gavilanes perfectamente perpendiculares a la hoja para ello. Los samuráis japoneses identificaban su espada con su alma, que creían poseía el objeto. En la bandera saudí una espada nos recuerda su nobleza. La entrega de la espada de un comandante reflejaba el cese de la belicosidad de sus fuerzas armadas. Emperadores, reyes y otros señores se han valido del simbolismo de la espada tanto para nombrar a sus súbditos como para ajusticiarlos.
Los puristas nos dirán que solo son espadas las armas blancas de dos filos. Esto, además de restrictivo y constrictivo, me resulta poco práctico. En el las próximas entregas pretendo abarcar todas las espadas que nos interesan y por seguro que estas son mucho más variadas que las meras espadas de doble filo.
Como he adelantado arriba, las espadas son altamente dependientes del nivel de avance del arte de la herrería y la ciencia de la metalurgia. Aquí he de hacer un inciso antes de dar pie a confusiones. Se podría pensar, de forma equivocada, que el componente social de las espadas es meramente de prestigio, solo porque muchos de sus portadores recurran a ella con esta intención. No es el caso.
Una espada es un arma más refinada que otras armas blancas y sus características permiten realizar mejor las tareas propias del guerrero. Para faenas concretas otras armas pueden superar puntualmente a una espada. Pero en el arte de matar la espada es la más completa. Es por ello la preferida de todo aquel que puede permitirse una.
La espada es, de forma simple, una palanca para ejercer fuerza que ha sido afilada. Además, conforme se fue perfeccionando, servía para realizar otras tareas como era la de parar los ataques del contrario o rematar con el extremo puntiagudo. Iremos viendo esos refinamientos de forma progresiva.
Como comentábamos al hablar de hachas, el antecesor de todos estos instrumentos parece que se asemeja al kopesh egipcio y canaanita que ya vimos en la entrega dedicada a los fierros de Canción de Hielo y Fuego. Si en el caso de las hachas hemos visto que el punto de corte se reforzaba creando un potente centro de gravedad mediante el aumento de la masa tras ese punto, en la espada no se recurre a la fuerza bruta. En las espadas se busca otro concepto. Se reparte más la masa y se consigue un nuevo atributo en las armas, el punto de equilibrio. Como tal vez veamos más adelante, en algunos casos se convierte en un factor fundamental. Pero de forma paralela se obtiene que las espadas sean más manejables, más rápidas de usar, que las toscas hachas. Esto puede ser, en mi opinión, el motivo fundamental para que se diferencien ambos tipos de armas. Además las espadas van a estar dotadas, en la mayoría de los casos, de un extremo donde el filo se estrecha hasta formar una punta, lo que la convierte en un arma más versátil que permite tanto cortar como punzar.
Todos estos atributos conllevan, sin embargo, unos mayores requisitos y dificultad de producción y esto encarece su coste. A pesar de ese aumento de coste veremos como a lo largo de la historia todos los pueblos que pudieron perfeccionaron sus espadas en una carrera armamentística permanente.
En definitiva, las espadas no son solo una forma de presumir porque sí. Se presume porque una espada es un arma más completa y eficaz, con mejores prestaciones.
Como hoy ya os he soltado un tocho, en otro rato pasaré por aquí a soltar otras frikadas sobre las espadas. Como guinda para hoy tenemos un khopesh egipcio arriba, donde se pueden apreciar los detalles ya comentados que denotan su evolución a partir de su hermanas mayores, las hachas de guerra de la época. Tenemos un arma sin punta, con un filo curvado y un astil o cuello en la misma pieza de metal que no tenía filo. Solo sirve para dar tajos, pero posiblemente sea más resistente que las hachas de la época al tener el astil hecho en la misma pieza, lo que además permite aligerar el arma y agilizar su manejo. Tecnología punta de la era del bronce al servicio del arte de la guerra.
domingo, 2 de marzo de 2014
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