miércoles, 21 de abril de 2010

En busca del libro perdido

Estando ya todos los aventureros casi recuperados gracias a la estancia en Nueva Rhodas, un día se le acerca a Sam un tipo que parece un "arreglador" del lugar y le dice que tiene "un mensaje para ellos del profesor Menckebius diciéndoles que es urgente que se reúnan con él, que los está buscando para avisarlos y tratará de comunicarse con ellos más adelante. Que ha partido hacia una población cercana pero regresará pronto".

Los aventureros esa noche duermen inquietos. Solo Sam (alias la Monja de la Muerte) logra entender algo.

Al día siguiente se presenta Charles M. Finn, doctor ayudante del Profesor Guillón y un getleman refinado y de porte distinguido, diciéndoles que el "agenciador" los ha señalado como las personas a las que él está buscando. Les presenta una carta de credenciales del profesor Guillon y les dice que se alegra mucho de encontrarlos al fin. Añade que tiene una tarea muy importante que realizar y que necesita la ayuda del grupo. Deja poco margen a la indecisión, parece convencido de que van a ayudarle. Finn les pide que le ayuden en encontrar un libro y les dice que es muy importante que le ayuden en su misión. Si lo hacen les ofrece la gratitud de la universidad y la suya propia. El libro "ha sido robado del lugar donde estaba a buen recaudo".

La “misión” que les encarga es averiguar donde está el tomo, al que se le ha perdido la pista en Justiciudad, así que se dirigen en su compañía hacia ese lugar. En el camino hacia la Ciudad de la Justicia vuelven a tener un sueño agitado.

Los aventureros acceden de forma "legal" a la población, cumpliendo los requisitos marcados por la Ley Justiciera (no armamento).

En Justiciudad contactan con Bob Kanzai, el bibliotecario, que a regañadientes acaba accediendo a colaborar con ellos. Recordemos que el pobre Bob se quedó colgado la última vez que los aventureros le prometieron sacarlo de allí... Esta vez consiguen gracias a los contactos del propio Bob encontrar una forma de llegar al Sindicato y aprovechando sus túneles subterráneos sacarán al librero. A cambio este les dará la información que requieren de quien puede tener en la actualidad el libro. Por lo visto el libro antiguo se había convertido desde su llegada a la población en un símbolo de ostentación y poderío económico y los ciudadanos más pudientes entraron en una irracional escalada de compras y pujas desproporcionadas, con los consiguientes celos, envidias y tensiones en el lugar. Además les cuenta que el libro llegó inadvertidamente, se cree que de manos de un siniestro vagabundo del páramo, "uno de esos tipos que se dedican a rebuscar en lugares prohibidos por la maldición radioactiva, o entre zombies, o enredando con saqueadores" (vamos, un aventurero en toda regla).

Nadie sabe qué fue de él y solo es un rumor que esta fuese la procendencia del tomo antiguo. Pasó de mano en mano rápidamente, entre la gente más rica de Justiciudad, convirtiéndose en una especie de trofeo para la ostentación burguesa.

Pasan una noche más en la Ciudad de la Justicia y nuevamente su descanso se ve perturbado de manera extraña. Al día siguiente consiguen acceder a la vía (ilegal) que les permitirá sacar a Kanzai a las afueras del área controlada, un túnel oculto controlado por el Sindicato. Mediante el pago del soborno-tasa correspondiente, utilizan ese paso de salida ilegal. Cuando se despiden del librero este cumple su parte del trato y les revela el paradero del codiciado tomo: en posesión del viejo Montgomery Delcourt, el millonario excéntrico que vive a las afueras de Justiciudad. Cuando se despiden de él obteniendo la información deseada sucede algo extraño con Finn, que los acompaña. El egregio académico es asaltado por una extraña agitación en la que les conmina a que ahora que saben donde está libro acudan a él cuanto antes. Parece saber algo de pronto. El tipo del Sindicato les ofrece una vía discreta para llegar hasta la Mansión Delcourt por unas zanjas que están oportunamente apartadas y camufladas y que les permitirán llegar allí con menor riesgo de ser detectados por los Justiciadores.

Bob Kanzai se fuga de Justice City. Posiblemente vaya a la Universidad, en el SE.

Casi cuando están llegando a la Mansión los aventureros escuchan cierto alboroto en dirección a la Ciudad de la Justicia, pero no logran identificarlo. El sendero oculto por el que han llegado los ha llevado hasta la parte posterior de la Mansión, donde no son visibles para el Humvee artillado que en otras ocasiones han contemplado guardando el acceso al recinto. Allí intentan trepar la tapia coronada de alambrada, enviando a Puma Rojo de avanzadilla. El indio es descubierto a medio camino del muro y le dan el alto, pidiendo al resto que salgan de sus respectivos escondites y estos así lo hacen. Son conducidos esposados al sótano de la casa y allí son incomunicados en unos pequeños cubículos débilmente iluminados de forma artificial. El tiempo que pasan allí es difícil de cuantificar, aunque tratan de interrogar a alguno en algún momento, individualmente. Solo han tenido relación con dos miembros de la seguridad de la Casa, fornidos aunque claramente ágiles, callados, de modales secos y bastante intimidantes. Bien equipados y profesionales.

Pasado un tiempo indeterminable, son sacados de sus celdas, liberados de las esposas y les entregan una escopeta de corredera con una canana y 15 cartuchos a cada uno "Si quereis vivir tendreis que pelear por ello".

[Primera entrega]

1 comentario:

Joe Peres dijo...

Buenísimo, una de tiros pero con contenido esotérico... Una pena no haber estado.