jueves, 22 de julio de 2010

EXEQUIAS POR EL REY ADWULF (i)


EL PERGAMINO DE DAGOBERTO.

Que los siervos nunca tallen runas, ni con sus antiguas artes iluminen piel o pergamino.” (Fuero de los siervos. Bosque de las estelas)


No fue un Rey glorioso, pero siervos y señores aun lo recuerdan como un gobernante justo. La mano que nació para empuñar afiladas espadas dejó caer con los últimos suspiros de vida del anciano monarca la vara de agrimensor, sin que el acero tuviera más que breves interludios en treinta años de pacífico reinado. Tallistas de runas venidos de todos los lares y aun de ultramar para esculpir la estela que en el bosque de piedra se erigió en su honor afrontaron una titánica tarea para plasmar en el duro granito las glorias del difunto soberano consistentes a la sazón en erigir fielatos y aduanas; reconstruir puertos, carreteras y murallas; y fundar la ceca de Siddion, capital del reino de Urbundia, desde cuyas recónditas celdas y contraviniendo las más antiguas normas talladas en el bosque de piedra yo, Dagoberto Dar Siddion, cequí, maestro de epigrafistas, guardián del peso y siervo de la Corona escribo esta crónica, no para sublimar triunfos como las grandes sagas de los señores, sino para rendir con la verdad el mejor homenaje que se puede hacer a un hombre honesto.

Si la memoria no me falla. Si la soberbia no me traiciona a eludir plasmar la verdad, narraré, desde la penumbra de mi cubículo apenas rota por la tenue luz de hediondas velas de sebo, lo acaecido después de la muerte de Adwulf Ner Dariaa Adr Urbundi Rey de siervos y señores, aclamado en la asamblea de los clanes y ratificado por los gremios.


2 comentarios:

uno de tantos dijo...

Bienvenido a esta, su casa, señor Dagoberto ;-)

Dagoberto Dar Siddion dijo...

GRACIAS! En las tierras de Urbundia la hospitalidad es un plato grato que hay que consumir con cuidado, ya que el huesped puede acabar sufriendo en sus carnes las consecuencias de los actos del anfitrión. Aun así la acepto de muy buen grado.