miércoles, 11 de agosto de 2010

Grandes y no tan grandes del siglo III a.C.

Hannón el Grande, así fue calificado un rico aristócrata púnico del s. III a.C., aunque quizás el apodo le venga muy grande, ya que Hannón fue simplemente un político que, como todos, malmetió en los asuntos públicos para su beneficio personal anteponiéndolo al general. Los testimonios que nos han llegado son escasos y de origen romano, aunque parece ser que entre sus aportaciones están: fomentar la desmovilización de la flota cartaginesa durante la Primera Guerra Púnica, facilitando así la victoria final romana; realizar una gestión incompetente durante la revuelta de los mercenarios, que casi acaba con la propia Cartago en el período de entreguerras; y dificultar el envío de refuerzos a Aníbal para que terminara de doblegar la resistencia romana, durante la Segunda Guerra Púnica. El calificativo de Grande se lo dieron por sus conquistas en el norte de África, pero si tuviera que representarlo como pnj en rol, simplemente pondría un tipo gordo. Probablemente mi respeto por la familia de los Barca, a la que Hannón se enfrentó, me haga ser demasiado crítico.

Otro Grande coetáneo a Hannón fue Antioco III, quien reinaba por entonces en el Imperio Seleúcida surgido tras la muerte de Alejandro Magno en Oriente Medio. Los antecedentes de su ascenso al trono son un complejo relato de conjuras y guerras civiles, tras las cuales Antioco tuvo como primer objetivo estabilizar el control de los mermados territorios imperiales. Conseguido esto, se propuso reconquistar los antiguos territorios dominados por Seleuco I Nicátor, fundador del imperio, y perdidos a lo largo del último siglo. Intervino tanto en occidente como en oriente, aunque yo prestaré atención sólo a la parte occidental pues quizás os resulte más interesante. Su actuación en este sentido comenzó con buen pie, ocupando algunos territorios del sur de Siria, sin embargo, su falta de decisión o conservadurismo permitió que Ptolomeo IV Filopator, le pudiera plantar cara y vencerlo en Rafia. En esta batalla, que puso fin a la Cuarta Guerra Siria, ambos ejércitos se desbordaron mutuamente los flancos, venciendo al final quien supo mantener el control y mando del centro, pagando Antioco con la derrota su inexperiencia al pensar que sólo por vencer en un flanco vencía en la batalla.

Pero Antioco III no renunció a su deseo de expandirse hacia la Celesiria. Aprovechando la situación de anarquía en que se sumió Egipto tras la muerte de Ptolomeo IV, firmó una alianza con Filipo V de Macedonia e inició la Quinta Guerra Siria. En la batalla de Panio se desquitó de su derrota anterior, venciendo a los egipcios y consiguiendo el control de los territorios que ambicionaba. Sólo la intervención política de una incipiente Roma, hizo que el joven Ptolomeo V no viera amenazado el mismo Egipto.

Enardecido por este triunfo, Antioco III decidió avanzar por Asia Menor e invadir Grecia, pero para entonces la presencia de Roma en la zona ya era un hecho. Tras derrotar a Cartago en la Segunda Guerra Púnica, Roma era dueña y señora del Mediterráneo Occidental y ponía sus ojos en el este. El primero que sufrió la flexibilidad táctica de las legiones romanas frente a la rigidez de la falange macedonia, fue Filipo V de Macedonia, en Cinoscéfalos. Luego, ya bajo mando del cónsul Lucio Cornelio Escipión Asiático, les tocó el turno a los seleúcidas. Primero en las Termópilas y luego en Magnesia, Antioco III sufrió las consecuencias de enfrentarse a las legiones. En esta última batalla, puede destacarse como curiosidad que estuvieron cerca de verse las caras dos viejos conocidos, Anibal y Publio Cornelio Escipión el Africano, sin embargo el primero actuó limitado como asesor de Antioco y el segundo tuvo que guardar cama por enfermedad siendo legado de su hermano. A resultas de su derrota, Antioco III tuvo que tragarse una costosa paz y murió asesinado poco después.

Probablemente el Grande más interesante del s. III a.c. sea el que nos resulte más desconocido, el emperador Aśoka, quien reinó sobre la mayor parte de la India. Por lo que he podido leer, lo más probable es que fuera un soberano al uso de la época, es decir: sangrienta toma del poder, gobierno férreo, cruentas guerras de conquista y pátina final de pacifista budista y hombre justo, propia de los vencedores. Fue el rey más destacado de la dinastía Maurya que sometió a prácticamente toda la actual India sobre el s. III a.C., y si queréis emular sus conquistas sólo tenéis que acudir aquí. Es el tipo de abajo, no el soso con gafas.

2 comentarios:

uno de tantos dijo...

Jeje, como se te notan quienes te gustan más. Espero ansioso el próximo capítulo ¿habrá algún romano GRANDE? Ya estará al caer ¿no? ;-)

Al Asoka lo conocemos del mismo sitio, ese GRAN CiviIV XD

Joe Peres dijo...

Muy bueno, a Hannon le tengo manía desde hace tiempo porque fijo que se forró a costa de destruir su pueblo [fijo que sus descendientes están ahora en España]. Asoka, que gran líder de los indios :)