miércoles, 4 de agosto de 2010

Sargón I de Acad

Para dar inicio al ciclo de “grandes” personajes, me voy a remontar nada menos que al tercer mileno antes de nuestra era, hacia los años 2300-2200 antes de Cristo, lo que cronológicamente se cataloga como lejos de cojones. Nos situamos en Mesopotamia, llamada por algunos cuna de las primeras civilizaciones, con permiso de Egipto y China añadiría yo. Estamos en plena Edad del Bronce en Oriente Medio y en el Creciente Fértil proliferan las primeras ciudades-estado y pequeños reinos con estructura social, política y territorial estable. Uruk, Ur, Lagash, Larsa, Mari, Assur, Susa, y otras ciudades alternan fases de apogeo y decadencia durante un milenio, creando el sustrato sobre el que se desarrollarán grandes civilizaciones futuras. La ausencia de textos escritos y la escasez de resto arqueológicos hacen difícil el estudio de esta época, por lo que en ocasiones se mezcla historia con leyendas y mitología. A mí, personalmente, la Mesopotamia de la Edad del Bronce me da un aire a Conan el Cimmerio de R.E. Howard, que no me veas.

Hacia el año 2334 a.C debió nacer Sargón I de Acad, que fue conocido como el Grande al ser el creador del primer gran imperio de la zona, el Acadio. Los acadios eran un pueblo semita, proveniente de Arabia que de forma paulatina y pacífica fueron asentándose en el norte Mesopotamia a lo largo del tercer milenio a.C. Su principal ciudad era Kish, al norte de la Baja Mesopotamia y los territorios sumerios, situados más a la desembocadura de los dos grandes ríos. Aunque existe mitología que relaciona su advenimiento como rey con su elección por una diosa local, lo más probable es que se tratara de un noble o personaje cercano al mismo (un copero he leído en algún sitio) que se llevó por delante a Urzababa, rey de Kish, haciéndose con el poder y autoproclamándose rey. No sabemos si el rey era un maldito tirano o una bellísima persona, lo que parece cierto es que Sargón ocupó su lugar y que su nombre era más fácil de pronunciar.

A partir de aquí empieza un reinado caracterizado por guerras y conquistas. Sargón fundó la ciudad de Agadé (Akkad, aún sin ubicar exactamente por los arqueólogos pero cercana a Bagdag probablemente), que sería capital del imperio hasta su desaparición. Posteriormente se enfrentó en varias ocasiones hasta su total derrota a Lugalzagesi de Uruk, que debió ser un hueso duro de roer también, lo cual le abrió las puertas a la conquista del sur de Mesopotamia. Igualmente, avanzó hacia el norte remontando los ríos Tigris y Éufrates llegando a los territorios de Mari y Ebla, abriendo el paso hacia el Mediterráneo y haciéndose con el control de las principales rutas comerciales de la zona.

La superioridad militar acadia en campo abierto se debió al uso combinado de arqueros y carros, frente a la limitada táctica cuerpo a cuerpo de los sumerios (falange) y otros pueblos vecinos. En todo caso, imaginad combates con armas de bronce de mala calidad (el estaño no era muy abundante en la zona) y uso de escasas armaduras, con muchas lanzas y escudos de madera. Ya sea por disponer de primarios conocimientos de asedio o por la escasa entidad de las defensas, los acadios también consiguieron imponerse en la conquista de ciudades.

Los sucesores de Sargón el Grande, ampliaron sus conquistas y las mantuvieron unos 150 años, hasta que el imperio se disgregó a causa de las continuas revueltas internas, especialmente de las ciudades sumerias, y la presión fronteriza, como la provocada por los guti procedentes de los Montes Zagros. Conformaron así la primera dinastía histórica que gobernó sobre varios pueblos con diversidad cultural, sirviendo de ejemplo a gobernantes futuros, que idealizaron la figura de Sargón como arquetipo de rey virtuoso añadiéndole el calificativo de “el Grande”.

Ya fuera por su gran capacidad o por la habilidad de rodearse de subalternos competentes, Sargón I supo sacar provecho de la superioridad miliar acadia. Igualmente, tuvo capacidad para consolidar sus conquistas a través de medidas políticas que probablemente pasaran por mantener en el poder a parte de la oligarquía gobernante sumeria. Debió realizar también mejoras administrativas que permitieron a sus sucesores gestionar el imperio, y a la vez produjeron una cierta unificación cultural de la zona, como demuestra la difusión del idioma acadio. Sin embargo, carecemos de datos precisos sobre la organización de estos territorios y hemos de suponer que su estructura era cuando menos primaria, comparada con la de imperios posteriores, y como prueban las frecuentes revueltas internas. Como veis hay mucho de suposición en todo esto, pero recordad que estamos hablando del siglo XXIII a.C. Yo supongo que Sargón al menos tuvo que tener ciertas cualidades de estadista y no sólo de militar, atendiendo a los resultados obtenidos por él y sus sucesores.

Como curiosidad, la Máscara de Sargón que veis en la primera imagen, datada en el 2.250 a.C., desapareció junto con otras importantísimas piezas de arte mesopotámico, en el saqueo del Museo Nacional de Iraq, situado en Bagdag, durante la Segunda Guerra del Golfo.

5 comentarios:

Joe Peres dijo...

Magnífica historia de hace 4.300 años, muy buena entrada.

uno de tantos dijo...

Eso eso, más cosas así y menos chorradas frikis en el blog ;-) XD

Los chinos tal vez ganasen, aunque también tienen mucho mito. Los mesopotámicos nos han pillado más cerca a los occidentales y ya se sabe, eso influye.

Leyendo a Stephenson hace poco hipotetizaba que la importancia de los pueblos mesopotámicos radica en que nos han legado su escritura en tablillas de arcilla cocida en vez de edificios como los egipcios, en los que los jeroglíficos parecen ser más propaganda de estado que información creíble. Así de los sumerios hay escritos sobre sus leyes y vida cotidiana, cosa que es muy interesante. Lástima que tuviesen la costumbre de erradicar todo vestigio del predecesor, como los acadios...

Joe Peres dijo...

Curiosamente me acabo de terminar un libro 'La ciudad del pez elefante' en la que hablan de los papiros encontrados en los vertederos de Egipto y que nos dan precisamente la imagen de la gente corriente que faltaban. Se ve que tu lectura no está muy actualizada :P

uno de tantos dijo...

Y tan poco actualizada, ¡es una novela del 92!

De todos modos los papiros que citas son como veintipico siglos posteriores a las tablillas sumerias y corroboran lo dicho porque no están escritas en egipcio, sino en griego y de una época completamente distinta que no tiene nada que ver con la edad del bronce. Que digo yo que un poquito cambiaría la cosa en dos mil y pico años en egipto entre la época a que nos referíamos y al egipto ptolomeico ¿no?
Sumeria wins
:P

Joe Peres dijo...

Vamos a ver, ni mucho menos desprecio las tablillas sumerias. Súmer es un mundo de lo más fascinante sólo comento que sí que se puede tener una visión del Egipto 'de las personas'

Una de las cosas interesantes del libro es los distintos estratos de la basura van de la época ptolemaica hasta la conquista musulmana y en todos la gente normal tiene muy parecidas preocupaciones, por ejemplo, como evitar que los bichos entren en las casas.